viernes, 27 de diciembre de 2013

Clausura 25 Aniversario JuCar en el Presente (II)



Hola. Muy buenos días a todos. ¿Qué tal? ¿Cómo va el encuentro?
Me presento, que muchos no me conoceréis. Me llamo Íñigo, tengo 20 años, soy estudiante, y vengo de Madrid, del cole y la parroquia de Misterios.
Lo primero que quería hacer es dar gracias al Señor y ponerle en medio de este testimonio porque ha sido cosa de Él. Me acuerdo que cuando Carpio me llamo para preguntarme si podría hacer dar yo uno de los testimonios, la verdad que en lo último en que pensé fue en dar gracias a Dios, porque venía de tener muchas cosas con estudios, etc. y lo tomé como si fuera carga, como si fuera algo más que hacer, y no lo vi como algo positivo, que al final ha sido así, porque me ha hecho pararme, me ha hecho ver hasta qué punto mi fe está ligada a JuCar (y me he dado cuenta de que está bastante unida).Ha sido una experiencia de Dios, y estas siempre suman.
Yo empecé JuCar siendo un chavalillo de 5º de primaria, y me metí porque mi hermana estaba, me lo pintó bien, se hacían jueguecillos y estabas con amigos, así que me apunté. Pero el verdadero compromiso, la verdadera implicación con JuCar y de JuCar en mi fe, viene más o menos a partir de 1º o 2º de bachillerato, cuando hago la confirmación, empiezo a ser monitor… una serie de pasos importantes que hacen que te vayas involucrando más. Y fue creciendo mi compromiso hasta ahora.
Al principio venía de estar totalmente metido en mi parroquia de Coslada, un pueblo donde vivo, y lo de JuCar me lo tomé como un servicio que tenía que hacer. Solo un servicio, sin pensar en que iba alimentar mi fe. No pensaba que me iba a aportar mucho y era yo el que tenía que ir a ayudar y a servir. Sin embargo al final, por cosas de la vida, no ha sido así y JuCar me da mucho más de lo que yo pueda hacer.
Hasta ahí un poco de mi historia en JuCar. Pero, cuando comencé a plantear el testimonio las primeras pregunta que se me vino a la mente fue “¿Por qué sigo en JuCar? ¿Por qué no estoy en otros sitios?” Porque JuCar solo es un medio por el que llegar a Dios, pero por qué no estoy en la parroquia en la que antes estaba tan involucrado, o por qué no estoy en otro grupo… Y la respuesta, a groso modo, es simple: Dios. Estoy en JuCar porque Dios lo ha querido así, Dios siempre busca que estemos cerca de Él y siempre de la mejor forma posible para cada uno, y a mí pues me ha elegido para estar aquí en JuCar, y mantener mi fe viva por este medio. Así que  se lo agradezco y esa es mi verdadera razón por la que estoy en JuCar, Jesús.
Aunque sí que es verdad que JuCar aporta ciertas cosas o aspectos que a lo mejor otros grupos no hacen, al igual que otros grupos pueden aportar otras cosas que a JuCar le falta. Depende de las necesidades de cada uno, porque al igual que en la vida todos tenemos una vocación y un sitio al que estamos llamados, también cada uno tenemos diferentes medios para encontrar a Dios, y es ahí donde está la riqueza de la Iglesia. Y Jesús ha querido que el mío ahora mismo sea este.
En diferencia a otros grupos, en JuCar he visto y he experimentado un sentido mucho más amplio y mucho más profundo de lo que es la fraternidad. Los carmelitas ya sabemos que la fraternidad la tienen como uno de sus tres pilares básicos en su estilo de vida, junto con la oración y el servicio, y los tres están íntimamente relacionados y no se pueden separar. Pero la fraternidad nunca me había parado a entenderla, no me había parado a llevarla a mi vida, porque yo siempre he sido una persona que “ha ido un poco a su bola” (entre comillas), porque sí que es verdad que mi fe me ha gustado mucho vivirla de forma personal. Al final no se puede vivir de forma individual, sino que hay que hacerlo de forma compartida, porque si no de Jesús no estaríamos hablando, porque el Señor está en todos. Y dentro de esta fraternidad quería resaltar dos dimensiones. Por una parte he vivido más profundamente la fraternidad desde el punto de vista comunitario y  por otra parte desde el punto de vista del hermano, de fijarse en quién tenemos al lado.
Empezando por el primer caso, todos sabemos que cuando empezamos en JuCar siempre tenemos un grupo. Un grupo de lo que sea, de nuestra edad, de monitores… pero bueno, al final el objetivo es el mismo: poner en medio  al Señor y trabajar por su Reino desde aquí. Alimentarnos de lo que Él nos da y nos tiene preparado. Eso  en una comunidad es una riqueza increíble, porque personalmente tú puedes hacer oración, puedes tener encuentros con el Señor, pero lo que te aporta la fraternidad de tener una comunidad es importantísimo. Escuchar a otras personas hablar de Dios, compartir con ellas en el Señor, ponerle en medio de todo, es una  riqueza que no te lo aporta nada más que esa fraternidad. No la puedes encontrar individualmente, ni la  puedes buscar en otras cosas, sino con las personas, viviendo en comunidad. Y otra cosa que para mí ha sido esencial, y que es necesario si queremos poner a Dios en el medio de un grupo, es celebrar la fe. Celebrarla en el sentido de hacer juntos oración, de celebrar juntos la Eucaristía (sobre todo esto), de hablar del Señor juntos sin ningún reparo. Eso para mí es la esencia, ya que muchas veces tomamos los grupos como si fueran grupos de amigos y ya está. No es así, va más allá. Tiene que estar en medio el Señor, y he tenido la suerte de haberlo experimentado y por eso  lo comparto ahora con vosotros, porque me parece algo fundamental. Tener en el centro a Jesús en tu comunidad y  es algo que te hace crecer muchísimo en la fe, personalmente. Es algo que lo vivo día a día, y que me da cierta constancia para poder acercarme al Señor más fácilmente.
Y la otra dimensión de la fraternidad que había nombrado es la del hermano.  Lo he vivido más profundamente en el campo de trabajo y en una experiencia que tuve en Italia. Es una idea que cada día intento aplicarlo a mi vida de fe. Un día escuché y me quedé con una frase del Evangelio que marca un poco el sentido de esto y es la brújula de mi fe, cuando estoy que no sé dónde encontrar a Dios. La frase a la que me refiero es: “ Cada vez que lo hicisteis con cada uno de estos mis hermanos, conmigo lo hicisteis.” Jesús nos habla claro, aunque muchas veces somos nosotros los que queremos complicarlo, pero  nos habla bien claro con frases sencillas, fáciles de entender y difíciles de llevar a nuestras vidas. Y es eso, para encontrarse con el Señor solo hay que mirar al que tienes al lado, sea creyente o no, esté en la situación en la que esté, nos llevemos bien o no, tenga la condición que tenga. Jesús está en todos, y eso también hay que aprenderlo desde el punto de vista de la fraternidad, porque todos somos hermanos. ¿Por qué?  Porque todos tenemos una parte del amor de Jesús dentro de nosotros, aunque a veces esté menos visible. Por lo que no hay que darle muchas más vueltas. Simplemente hay que mirar al otro, bueno mirarle y más tratarle, como si estuviera Jesús, porque verdaderamente está.  Experimentar y darse cuenta de eso ha sido algo que ha marcado mucho mi vida.
Y para acabar, agradezco mucho a la familia carmelita todas las experiencias de Dios que me han podido aportar por medio de JuCar. Todos los encuentros por medio de personas. Resaltaros la idea de la fraternidad, trabajando por poner en medio de nuestros grupos al Señor, y mirando al otro como miramos a Jesús, con amor. Plantearnos en qué punto estamos en esas ideas. En qué punto está nuestra comunidad, nuestro grupo, ¿ponemos a Dios en el medio? ¿O nos juntamos más por la gente? O, ¿cómo miramos al otro?
Muchas gracias a todos por escucharme, por pertenecer a esta familia que es JuCar y por aportar tanto al mundo.

Iñigo Bermejo
JuCar Madrid - Misterios

jueves, 26 de diciembre de 2013

Clausura 25 Aniversario Jucar en el Presente (I)



Gonzalo- Cuando Salvi nos dijo que hiciéramos un ‘discursito’ sobre nuestra experiencia en JuCar, lo primero que pensamos fue que era muy difícil resumir tanto en tan pocas líneas. Porque JuCar no es solo un grupo, una reunión, un campamento o una Pascua: es un sentimiento, me arriesgaría a decir que es una forma de vida. Algo que, si no experimentas, nunca vas a llegar a comprender. Vamos a intentar contaros que ha significado para vosotros. Seguramente, muchos os sintáis identificados.
Victoria- Yo, de pequeña, no sabía lo que era JuCar, pero me enteré que allí se hacían las cartulinas que luego se colgaban por todas las paredes del colegio. Y yo quería hacer cartulinas. Así entré, y desde entonces, no he podido separarme, ni pienso hacerlo.
Gonzalo- Al principio, me encantaba ir cada viernes al cole para volver a ver a tus amigos y hacer juegos y dinámicas con los monitores. Conforme pasaron los años, poco a poco vi lo profundo que se escondía tras cada reunión. ¿Por qué mis catequistas se esforzaban tantísimo por hacer cada viernes un poquito más especial? Y sin cobrar nada. Así me di cuenta de lo primero que es, ante todo, JuCar: un sentimiento. Ya tenía claro que yo también quería ser monitor.
Victoria- La primera oportunidad que se nos presentó fue la Pascua, pero no fuimos. Mi monitora, la que ahora es mi madrina, me dijo que me arrepentiría si no iba, que me estaba perdiendo una gran oportunidad. Pensé que estaba exagerando, ahora me doy cuenta de que no.
Gonzalo- Pasó el tiempo, y llegó el Camino de Santiago. No nos lo pensamos dos veces. Cuando llegamos allí, los de Málaga no conocíamos a nadie; en cambio, todos los demás se abrazaban nada más verse. Descubrimos entonces que JuCar es, en segundo lugar, una familia. Y allí, en el camino, entramos a formar parte de ella. Nos llevamos experiencias increíbles y momentos inolvidables. Aprendimos a vivir.
Victoria- Después de tanto tiempo deseando volver, llegó Pascua. Nos reencontramos con muchas personas que significaban mucho para nosotros, pero nos esperaban dos reencuentros más, y más profundos. El primero, con nosotros mismos y con nuestros sentimientos más íntimos. Recuerdo llorar como un bebé abrazado a mi hermanito en la adoración a la cruz. Tras tantas lágrimas y tanto cariño, llegó el segundo reencuentro: con Dios. Entró en nuestros corazones, y desde entonces, no se ha movido de ahí.
Victoria- Este nuevo camino en el que JuCar nos había guiado, nos llevó a un paso más: la afirmación de nuestra fe, la confirmación. Tres años de preparación para lo que en un principio no suponía mucho más. Pero marco un antes y un después. Empecé a sentirme realmente consciente de lo que yo formaba parte, y a lo que me comprometía.
Gonzalo- Llegó el verano, llegó Alarcón. Una de las experiencias más bonitas de mi vida. Me marcó, no solo por la diversión, sino por la gente que allí conocí: ojalá se mantengan para siempre a mi lado. Llené mi corazón con trocitos de todos los que allí fuimos, y lo llené hasta arriba: creía que ahí se acababa mi andadura en esta gran familia. Pero, en septiembre, llegó la llamada. Iba a ser monitor. Nunca he sentido tanta emoción en mi vida. Iba a poder seguir con este sentimiento que es JuCar por muchos y muchos años más.
Victoria- Los niños eran unos bichos. Queríamos llegar al nivel de los que fueron nuestros catequistas, queríamos enseñarles a vivir, que tuvieran la misma experiencia que tuvimos nosotros. Pero, al final, ellos nos están enseñando mucho más de lo que nosotros somos capaces de enseñarles a ellos.
Gonzalo- JuCar, para nosotros, un sentimiento, una gran familia, un auténtico mogollón.
Victoria- Somos carmelitas, y orgullosos de ello.

Gonzalo Paz Delgado y Mª Victoria Paz Delgado.
JuCar Málaga

lunes, 23 de diciembre de 2013

Clausura 25 Aniversario JuCar en el Pasado II



Yo sentía que hoy no podía fallar. De alguna manera me sentía obligado, pero por cariño, a estar aquí. Me decía David: “Tienes que contar tu experiencia, ¿qué ha aportado JuCar para ti?” Le pregunte si podía contar lo que me diera la gana y dijo: “Sí, lo que tú quieras”.

Bueno, pues entonces voy a decir que me llamo Juan, vengo de Castellón, tengo 34 años, soy terapeuta ocupacional, tengo una mujer que se llama Nati, tengo 2 hijos, Adrián y Josué… y empiezo por el final de mi vida porque yo soy lo que soy, a día de hoy, en gran parte porque estuve en los grupos JuCar. Hace mucho tiempo, cuando tenía 12 o 13 añitos, yo era un chaval bastante gamberrete, lo que viene siendo “la joya de la corona” y un día el Padre Paco Daza pasó por allí, me dijo: “Por qué no te acercas a los grupos y te presento a Loli y a los monitores”. Y allí yo me notaba que estaba a gusto, simplemente me sentía feliz. Durante mucho tiempo seguí siendo el Juan de la calle, el gamberrete, el que la liaba y tampoco hacía mucho por ir a misa… Sin embargo cuando llegaban las 5 de la tarde y yo iba a JuCar, yo me notaba feliz. Y esa es mi parte de experiencia y encuentro con Jesús.

Yo siempre digo que lo mismo que le pasó a Saulo me pasó a mí y, de alguna manera, pues el Señor quiere que algo cambie y pueda plantearme mi vida cerca de Jesús. Hubo un momento de elección, un momento en que me di cuenta que me sentía muy a gusto aquí, formaba parte de los grupos JuCar pero quería algo más… ¿Qué más? Pues que no fuera alguien que solo cogiese o absorbiese todo el rato del Evangelio, sino que también transmitiese. Y me acuerdo perfectamente a las puertas del colegio de Begoña cuando Pablo me dijo: “Bueno, pues al año que viene coges un grupo”. Y estaba yo como loco: “¡Voy a ser monitor! ¡Me voy a poder quedar más tiempo por la noche!” Al principio era muy fácil, cogíamos el material de Paco Daza, que consistía en objetivos, contenido, metodología, etc.  Y lo apañábamos. Era sencillo pero había algo que me hacía sentir que tenía que ser algo más: Y es que lo que yo hacía… era bastante importante para un grupo de personas; Lo que yo decía… había personas que lo escuchaban; Si yo fallaba, eso fallaba. Y empecé a sentir lo que era la responsabilidad. Responsabilidad que fue la que mis monitores tuvieron conmigo y yo ahora tenía con los grupos.

Siempre me ha gustado ser el líder, el que tiraba hacia adelante, y eso fue lo que las personas que estuvieron en los grupos en esa época creo que supieron aprovechar de mí: el decir intenta darte y sacar lo mejor de ti para los demás. Poco a poco vinieron las Pascuas, las primeras convivencias y consiguieron que me hiciese una pregunta, que además me hice en esta misma iglesia: “¿Qué quiere el Señor de mi?” Tuve un momento en que me dije el Señor quiere de mi que sea fraile. Yo iba de cabeza al convento, lo tenía clarísimo. Tenía claro que el Señor me había tocado algo para que yo me dedicase a esto. Y entonces yo salí de Osuna un verano, acompañado de David, y dije: “Quiero entrar en la orden, voy a ser un fraile excelente”…  y ese mismo verano me eché novia. Daba la sensación que el Señor no me quería a mí para ser fraile.

Continué con los grupos y, gracias a Dios, esa novia me hizo ver que a lo mejor mi vocación no era la del sacerdocio pero yo me seguía preguntando cuál era mi vocación. Continuaba dándolo todo en mi grupo, cogiendo mayores responsabilidades en la eucaristía y yo me daba cuenta que había algo que no había cambiado desde el primer minuto y es que yo me sentía feliz… como si todo lo que pasaba a mi alrededor tuviera una magia especial, tenía la magia del Señor.

El tiempo fue pasando, fuimos creciendo y por diferentes razones llegó un momento en que nuestro grupo grande de Begoña se fue haciendo más pequeño, reduciéndose en número, y cuando quedábamos a penas 10 o 12 personas yo dije: “Bueno, vamos a hacer un gran compromiso, vamos a crear una comunidad carmelita, vamos a tomar una regla y adaptarla”. Cuando ya fuimos comunidad, elegimos a nuestro prior (David del Carpio) y yo era tesorero, que por cierto era un desastre. En un  primer momento funcionó, pero luego algo pasó que la gente se fue alejando, ya no creía en el proyecto y yo tuve un momento de gran decepción, desilusión y de preguntarme si todo aquello realmente merecía la pena… Todo esto vino acompañado además de una crisis personal. Esto me hizo que me alejase de la gente del barrio, que cambiase, ya no acudía a los grupos, ya no acudía a la eucaristía en mi iglesia… Algo había cambiado en mí.

Una semana santa, no muy lejos de Madrid, en Pueblo de Dios, estuve en una pascua que pude compartir con alguno de los que estáis aquí y El Señor me vino a decir: “Bueno, vamos a ver, si tú has estado todo este tiempo con los grupos, si tú has estado al lado de muchas personas, saca la cabeza… A mí me pasaba como cuando Jesús se llevó a tres de sus discípulos a un monte y allí tuvieron una gran visión y Pedro le dice: “Señor hagamos tres chozas porque aquí se está muy a gusto” y Jesús le reprende… Pues eso era lo que yo quería, quedarme a gustito en mi choza, pero en esa pascua el Señor me dijo: “Sigue adelante: Da todo lo que has aprendido en los grupos; Da todo lo que has aprendido en las eucaristías, en las pascuas, en las convivencias; Y dáselo a toda la gente que te rodea; Da testimonio de Jesús y de esa manera estarás construyendo de nuevo el Reino.” Y el Señor me convenció y me dije: “Yo puedo dar de alguna manera eso que yo viví en las pascuas, con tantas personas, con ilusión y con fuerza.”

Yo sigo llevando en mi corazón la bandera de JuCar, la bandera carmelita, la bandera de decir un día tomé una regla carmelita y la hice mía, la adapté. Y lo único que hago diferente es que no lo hago con personas que habitualmente tienen una regla como base de su vida, sino que yo lo hago solo, o lo hago con mi familia o lo hago con mis hijos.

¿Qué le tengo que decir a un grupo de jóvenes que como yo hace 15 años hoy están aquí? ¡Pues que merece la pena! Y yo soy lo que soy en primer lugar porque un día alguien me dijo vente a los grupos; Yo soy lo que soy porque un día un grupo de sacerdotes decidieron que valía la pena contar con los jóvenes. Nunca olvidaré esto.

Tengo que dar las gracias a los monitores que han pasado por mi vida. También quiero felicitar a los curas, esas personas van viendo pasar a jóvenes y otras muchas personas por sus vidas y lo que hacéis es construir el reino, lo que hacéis es cambiar el mundo, porque consiguen que otras personas, no sé si buenas o malas, se sientan transformados. El Señor se sigue valiendo de vuestras manos para cuestionarnos. Y finalmente que estoy muy orgulloso de lo que soy, de lo que tengo y que estoy muy contento de que el Señor lo haya hecho también con tanta gente.

Juan Higueras
Jucar Begoña

jueves, 19 de diciembre de 2013

JUCAR EN EL PASADO



Hola a Todos
Todo comenzó allá por 1988. El Padre Jose Ramón Medina fue trasladado de Antequera a otro lugar, dejándonos un profundo hueco difícil de rellenar. Cursábamos 8º de la extinta E.G.B. y ese curso aparecieron por el colegio Nuestra Señora del Carmen de Antequera, para sustituir al Padre Medina, dos frailes que se llamaban igual: Antonio. El más joven, el Padre Antonio Jiménez, ese mismo año se ordenó como sacerdote y ambos junto con Fray Tomás y el Padre Fernando Lázaro se encargaron, y hoy siguen encargándose, del nacimiento, desarrollo y crecimiento de JUCAR Antequera.
Justo ese año se formaba allí en Antequera el primer grupo JUCAR, cuyos integrantes acababan de abandonar nuestro colegio para seguir sus estudios en el instituto. Sus vivencias y experiencias fueron determinantes para que a nosotros, también nos entrara el “gusanillo” de JUCAR.
En el colegio la catequesis era para todos nosotros una reunión más relajada que la asignatura de Religion, en la que con juegos, historias y oraciones nos íbamos acercando cada vez más a conocer a JESUS y el carisma CARMELITA. Primero preparándonos para la primera comunión, luego el P. José Ramón Medina nos condujo por la senda de la FE en catequesis post-comunion y a continuación nos fuimos encaminando hacia la preparación de la Confirmación, con Fray Antonio y P. Antonio Jiménez. Pero la explosión personal y como grupo, sintiendo la fuerza de Cristo, fue después de la Confirmación.
Es en ese momento cuando se incorporan a nuestro grupo nuevos jóvenes que, ilusionados y un tanto hipnotizados por lo que los demás transmitíamos, sienten la curiosidad de probar e integrarse en nuestras reuniones y finalmente todos quedan atrapados por el carisma CARMELITA
Durante la semana todos esperábamos con ganas e ilusión a que llegara el viernes por la tarde. Era ese el momento reservado de la semana para volver a vernos y reunirnos en nuestro colegio, y así compartir y hacer partícipes al resto, de las alegrías y las pena,s que los demás asumíamos como nuestras. Formamos una amistad con mayúsculas. Todo en nuestra vida gira en torno a JUCAR; de forma natural creamos un grupo de personas o mejor dicho, Cristo eligió a un grupo de personas con diferentes valores (y también con sus defectos) para crear la base de nuestra vida con la espiritualidad del Carmelo y la presencia constante de nuestra Madre María.
Grandes proyectos en distintos puntos de la geografía necesitaron de toda la familia CARMELITA para llevarse a cabo y hubo que recaudar dinero para ellos. Desde Antequera no dudamos en ponernos manos a la obra y los Padres Carmelitas contaron con nuestra ayuda, y la de los grupos más pequeños, para celebrar fiestas en el patio del colegio, echando una mano a montar, servir, cocinar, desmontar y limpiar (aunque esto menos). También para recaudar dinero llegamos a disfrazamos y creamos una chirigota que nos llevó bastantes tardes el aprendernos las letras.
En definitiva, empezamos a vivir como una pequeña comunidad, donde nuestro objetivo era luchar por extender los valores cristianos a todos nuestros ámbitos de actuación (instituto, familia, amigos, universidad,…). Ya en este tiempo se incorpora a nuestras vidas como monitor también P. Fernando Lázaro, y tiempo después el P. Román con los cuales (asi como con todos nuestros anteriores monitores-catequistas) vivimos nuevas experiencias.
Pero toda vida cristiana tiene que estar vinculada a la Eucaristia, y la de los sábados por la tarde en la iglesia de La Encarnación eran y siguen siendo las mejores. Cada sábado se turnan el Padre Fernando y el Padre Antonio para celebrarlas. Son eucaristías dirigidas a la juventud, donde los jóvenes tienen algún papel durante la misma: unos cantan, otros tocan la guitarra, otros leen, otros son monaguillos,….. en definitiva allí todos somos importantes. Siempre guardaremos en nuestra retina la imagen que cada sábado se repite: todos los jóvenes reunidos en torno al altar, cogidos de la mano, para rezar el Padre Nuestro…… Eso si es AMOR.
Pero sin duda ninguna, la experiencia que mayor calado ha dejado en nuestras vidas año tras año ha sido: LA PASCUA CRISTIANA, en la cual Cristo nos transmitía tal fuerza, que nos sentíamos capaces de mover el mundo.
Nos  vienen a la memoria infinidad de momentos divertidos y entrañables de todas estas vivencias, entre ellas destacamos :

  • ·         El pan con chocolate de las meriendas

  • ·         Las noches de vigilia pascual en la azotea del convento de Osuna.

  • ·         Las brigadas Júcar que actuaban por la noche en los dormitorios.

  • ·         Las canciones improvisadas en el patio y los pasillos

·         aquellas comidas  comunitarias, en las cuales P. Fernando Lázaro utilizaba el palo de un cepillo para mover los macarrones o lentejas.
·         como conocimos a nuestro gran Fernando Mc-Gyver, que descendió por la pared exterior de los dormitorios de la tercera planta para poder llegar a su saco de dormir, ya que lo habían encerrado en el balcón
·         ¿tu de que grupo eres del azul o del amarillo?, para la asignación de grupos de trabajo y talleres.
Y lo más importante:
·         La Unión y Fraternidad, el encuentro de Madrid-Antequera-Osuna en el patio principal del convento, el jueves Santo por la mañana.
·         El día del Amor Fraterno, el momento del lavado de piés.
·         La adoración a la Cruz
·         Las dinámicas de grupo el Sábado por la mañana, la reflexión ante la muerte de Cristo
·         Y POR SUPUESTO LA VIGILIA PASCUAL
Pero ante todo, y aunque fuera el peor momento, cuando nos despedíamos y sentíamos, al abrazarnos, como latía a 200 por hora dentro del pecho de un hermano, que Dios estaba entre nosotros y que cada uno debía transmitir su amor allí donde fuera su lugar de destino: Osuna, Sevilla, Antequera, Villalba del Alcor, Granada, Madrid Misterios, Madrid Begoña….
Bueno, nos vamos a presentar: somos Ana, José Luis, David, Paco Mari, Jorge Varo y Javi, estamos aquí en representación del Grupo Jucar de Antequera, al cual pertenecemos orgullosos, desde sus inicios y decimos pertenecemos porque la espiritualidad de María y del Carmelo está y estará impregnada en nuestro corazón y en nuestra vida diaria hasta el fin de nuestros días.
Fue para todos una grata noticia, conocer la celebración de este 25 Aniversario, ya que actualmente cada uno vive la espiritualidad cristiana y carmelita a su manera, en distintas zonas geográficas e intentando transmitir los valores de JUCAR en los diferentes ámbitos de la sociedad en las que nos movemos. Pero sin embargo seguimos conservando una unión interna que es muy difícil de romper, ya que Jucar quedó impreso en nuestro corazón y nuestra alma. Desgraciadamente aquí hoy no hemos podido venir todos los que conformábamos el grupo, pero podeis creernos si os decimos que al año nos reunimos varias veces y no perdemos el contacto.
Nos sentimos orgullosos de haber podido tener la oportunidad y haber dado el paso de formar parte, de ser miembros, de esta gran familia, de que Cristo llegara a nuestras vidas con esta fuerza y que nos marcara el camino a seguir, acompañados de todos vosotros. A su vez nos sentimos como grupo referencia en Antequera, por haber vivido y transmitido en nuestras vivencias, experiencias y valores cristianos, siendo ejemplo para los grupos que precedíamos.
Le damos Gracias a Dios, por todo lo que nos ha entregado, todas las experiencias vividas, por la vida, padres, esposos, esposas, familiares, amigos y por habernos elegido para ser parte de su proyecto de vida cristiana dentro de JUCAR.
                                                                                                                     Grupo Jucar Antequera                                                                                                                                          25 Aniversario