martes, 28 de mayo de 2013

UNA EXPERIENCIA TRAS OTRA



Hola, soy Laura de Antequera, una chica que descubrió muchas cosas, gracias a Jucar y que salió corriendo de otro grupo de catequesis, asustada de lo que me podía esperar, ya que en este otro grupo la chicas que habían culminado todas la etapas eran religiosas y eso era mucho para mi. Claro hoy me río, si Jesús me hubiera querido para eso no me hubiera librado, je, je, je, pero mi camino seria otro…

Unas de mis queridas niñas, Maria Ramírez de Jucar de Antequera, me envió un correo donde se pedía el testimonio de vivencias de Jucar. Me dijo que yo era de la época Jurasica, je, je, je, y es verdad, ha llovido mucho y os aseguro que me emociona mucho poder contar mis vivencias y las inquietudes que sentí en aquel tiempo que me han marcado mi vida y mi carácter.

A este grupo Jucar me presentó mi gran amigo José Juan, que me conocía. Yo nunca había pisado el colegio de los Carmelitas, curioso porque estaba al lado de mi colegio y me imagino que en aquellos tiempos era solo de chicos y eso era mucho. Yo como cualquier joven de esta edad estaba buscando mi sitio, algo que me llenara, algo que me hiciera sentir y encontrar mi camino.

Recuerdo que este amigo me llevó a mi primera convivencia de Jucar (ya había estado en otras pero nunca con los Carmelitas como cariñosamente los llamamos aquí). Me puse mis peores galas, recuerdo unos pantalones súper viejos y los rompí por todos lados y dos trenzas (hoy día eso no llamaría la atención, pero de verdad que aquellos tiempos mucho, y mas donde iba). Necesitaba que me aceptaran tal y como era, con todos mis defectos, y no les importara mi aspecto, solo mi corazón. Recuerdo que solo tenía 15 años, era mi manera de revelarme… Pues bien, todos me acogieron con los brazos abiertos, tanto religiosos, como fray y de los compañeros, en mayoría chicos y minoría chicas, también. Me hicieron sentir en familia, les dio igual mi aspecto, mis formas y me dieron toda la libertad del mundo para expresarme. Creo que habría más de 30 personas y contar quien era Jesús para mí… hacia mucho tiempo que no me sentía tan libre y tan Yo.

Pues en los siguientes meses, igual de bien recuerdo, que empecé con Fray Antonio, que le tengo un cariño inmenso y es un hombre grande, luego como Padre Antonio, y también con Padre Fernando. Ellos fueron mis catequistas, lo mejor de lo mejor.

Posteriormente, Padre Fernando fue enviado a Madrid y quien se quedó más cargo de nosotros fue Padre Antonio. Este hombre ha sido mi Maestro y mi gran amigo, sin él jamás podría haber tenido la friolera de ser catequista durante 10 años. Me sentía con la obligación de devolver todo el bien que ellos me hicieron a mi y me enseñaron. Por mis obligaciones laborales y al ser mamá, no dispongo el tiempo que antes tenía pero me llena de orgullo ver que mis niños y niñas están hora como yo hice, devolviendo todo lo que yo una vez repartí, igual que me hicieron a mí.

Una de las Pascuas viajamos a Madrid, sobre el año 1994, ufff… como ha pasado el tiempo… Recuerdo que tenía si a caso unos 17 años recién cumplidos, estaba en formación Profesional en la rama sanitaria. Pues allí que fuimos después de convencer a mis padres, pues antes no se viajaba con la libertad que ahora tenéis, aunque tampoco tuve problemas con mis padres, pues les pareció bien.

Todo fue una experiencia tras otra, todas muy positivas, recuerdo, las lentejas pegadas, je, je, je, las torrijas exquisitas, las literas… que claro, apenas se duerme, je, je, je… y las duchas muy, muy, frías en la sierra madrileña (mira que aquí en Antequera tenemos frío pero allí fue total, pues recuerdo que ni me resfríe).

Quiero contar una de las anécdotas que me marcó: Fue increíble sentir a Jesús tan cerca y aquellas vigilias, que aún todavía después de casi 20 años todavía las llevo en mi alma, y aquellos compañeros y compañeras que todos juntos vivimos de verdad. Y nos no hizo falta ni drogas, ni botellón. Os aseguro que más intenso no pudo ser. Cuando ya estábamos casi por volver nos dejaron bajar al pueblito de abajo, (había que bajar una cuesta enorme por donde teníamos que llevar las maletas para coger el autobús) Pues íbamos un grupo para abajo y de repente nos encontramos una chica tirada en la cuneta, con su novio. Tendría mi edad. Ella estaba inconsciente y el muy nervioso. Recuerdo que hicieron un corro alrededor para ver que ocurría, y yo como era más bajita no veía. Por fin tuve un claro y me puse delante de todos mis compañeros, nadie sabía que hacer. Recuerdo que le gritaba: ¡VIOLETA, VIOLETA¡ Habían acampado en la sierra y había bebido mucho, (hoy pienso que era un coma etílico), y en medio de la nada el chico la había acercado a la cuneta arrastrándola casi de donde estaban acampados. Entones me adelanté y me puse de rodillas a su lado. Me di cuenta que tenía el pulso muy débil, que apenas respiraba, la puse postura de seguridad y comencé a hacer la R.C.P básica, mientras unos de mis compañeros fue a un restaurante a llamar una ambulancia (entones no teníamos ni móvil ni internet, imaginaros).

Así estuve hasta que apareció la ambulancia. Recuerdo que los minutos eran horas que a pesar del frió, de la poca luz, de la incomodidad de estar de rodillas y de llevar varias noches sin dormir no me cansé. Estuve hasta que llegó la ambulancia. Hoy pienso que mi Jesús me dio tanta fuerza y tanto valor que sin Él jamás lo hubiera conseguido. Cuando llegaron los profesionales de la ambulancia, ella ya estaba consciente y ellos terminaron de estabilizarla y se la llevaron. Yo no pensé que había realizado nada en especial. Mi profesión hoy día es la sanidad. Por aquellas épocas era solo estudiante y en los exámenes solían preguntar esas cosas y me pareció muy normal actuar de aquella manera, era mi obligación. Me comentaron mis compañeros que algunos estaban en primero de medicina pero el miedo los paralizo. Yo sigo pensado que la fuerza me vino como les vino a los Apóstoles, del Espíritu Santo, que hicieron cosas increíbles con la fuerza de su Maestro.

Este hecho me reafirmó más en lo que me quería dedicar, qué quería hacer con mi vida. Me hizo madurar y reflexionar mucho. Hoy adoro mi profesión y no me canso de escuchar a los enfermos, a los desvalidos, a nuestros abuelos, por eso me reía al principio donde decía que no quería ser religiosa, yo tenía otro camino escrito para mí y me fie de El.

Hoy día en mi ciudad, muchos de los que fuimos a esa pascua y estuvimos juntos en Jucar, la mayoría por motivos laborales, no seguimos pero pertenecemos a Cofradías de pasión y gloria (ya sabéis que aquí en Andalucía vivimos la fe y la catequesis con nuestras sagradas imágenes). Pues bien, yo sigo mi vida seglar de esta forma, jamás lo he dejado porque a pesar de que no está de moda ser cristiano ni creer en la iglesia, aún quedamos raros para el resto del mundo que luchamos por lo que creemos. Tengo una hija con 16 meses y se ha pasado mas tiempo tomando lactancia materna en sacristías y entre incienso, que no se qué pensará de sus padres cuando sea mayor …
En fin, con mi vivencias y muchas más que tengo, he querido homenajear a Jucar y a todas las personas que he conocido y me han aportado tanto en mi vida, y sobre todo al Padre Antonio, Carmelita, que lleva en Antequera tantos años y tanto me ha aportado como amigo y el que me ha formado como catequista y sigue con el pie junto al cañón…

Laura Pérez Fernández. Jucar Antequera

martes, 21 de mayo de 2013

MI VIDA CON JUCAR



Anoche estando casi dormida, me llegó un mensaje “¿quieres escribir algo sobre tu paso por Jucar?”, a pesar de estar adormilada mi corazón se aceleró y desde entonces no ha dejado de latir con fuerza por todos los recuerdos de aquellos años tan lejanos en el tiempo pero tan cercanos en mi memoria y en mi corazón.
     Supongo que el movimiento seguirá porque la verdad es que le he perdido un poco la pista, sobre todo porque aquí, en Osuna, mi pueblo, de momento todo acabó.
     ¿Cuándo entró Jucar en mi vida?...no recuerdo exactamente la fecha, pero si el lugar y el momento en que todo comenzó. Fue un domingo, en misa de una, en la iglesia del Carmen donde solía ir a escuchar la Eucaristía con mi familia, cuando el Padre Medina nos invitó a una misa para jóvenes, en la cual podríamos participar más activamente. Me pareció genial y el domingo siguiente allí estábamos mi hermana Isa y yo. Aún recuerdo cuando Medina nos animaba a hablar y tiraba de mí, como de una marioneta, hasta el punto de que yo, la persona más tímida de Osuna, de pronto, estaba allí, en el atril y con mi voz entrecortada, dejaba hablar a mi corazón. ¡Gracias José Ramón!
      No se cuánto tiempo pasó para que se formara un pequeño, pero sólido grupito, que después de aquellas misas, nos comprometimos dando un paso más y formando una pequeña comunidad de jóvenes (Mari Carmen Delgado, Adolfo, Inés, Ana Mª, Mercedes, José y Mirian Arregui, Gustavo, Chema, mi hermana Isa y yo), que nos reuníamos una vez por semana con el padre Medina.  Pero claro, lo bueno dura poco y vino su traslado a Madrid.
    ¡No es justo!, pensamos,  cuando nos empezábamos a llenar de Dios, cuando entusiasmados nos planteábamos seguir avanzando, nos quedamos un poco huérfanos, pero la puerta no se cerró del todo y nos ofrecieron poder continuar con Paco Zambrano.
     La verdad es que cuesta. Cuando quieres a alguien tanto y te ha llenado de una forma tan especial supone un esfuerzo aceptar un cambio, pero poco a poco nos fuimos amoldando al nuevo “maestro” y seguimos caminando con su ayuda. ¡Gracias, Paco!
    Lo mejor de todo era que ya podíamos participar en esas Pascuas que yo había podido ver que se celebraban en El Carmen, pero a las que nadie antes me había invitado.  
       Añoro aquel jueves Santo cuando empezaron a llegar chicos y chicas de Antequera, de Madrid, de Sevilla…¡cuánto entusiasmo, cuantas ganas de compartir la fe, cómo vivír mi primera Semana Santa verdaderamente cristiana!, cuando el domingo, cada uno partió hacia sus destinos, sentía tal euforia que me comía el mundo, fue como una inyección de amor y de alegría de vivir que me llevé a mi trabajo, a mi casa, a la calle.
    Allí conocí a Loli, con la que me identifiqué bastante, porque aunque era más pequeña que yo, era la que más se acercaba a mi edad, ya que, aunque antes no lo he dicho yo siempre he sido, sin contar a los sacerdotes, la mayor del grupo de Osuna, a Beatriz, a Juan, a Guti (de Antequera), a mi querido David del Carpio (ahora sacerdote, ¿quien lo diría? ¡Con lo pillo que era!) ... También recuerdo especialmente al Padre Fernando, al Padre Antonio de Antequera, a Paco Daza, a Pablo y a los entonces seminaristas, Miguel Ángel, Jorge, Antonio, Elías…no sé, me da pena de no acordarme de los nombres de todo el mundo, pero lo que nunca podré olvidar son los rostros de dolor a veces, de entusiasmo y amor casi siempre de toda aquella variopinta juventud que celebramos juntos la Pascua y Resurrección de Jesús.
     Pascuas fueron muchas a las que afortunadamente pude asistir, mi corazón está lleno de grandes momentos,  de adoración de la cruz en el convento de las Madres Carmelitas, de la celebración del Amor fraterno en el Colegio de Madre Carmen, del Via Crucis en Las Canteras, con el solano de Osuna acompañándonos, o de aquel Sábado Santo en el convento de la Concepción, en el que, mi querida Bea de Madrid hizo el papel de María, eso es algo que nunca en mi vida podré olvidar, lloré como una niña, porque veía a la Madre de Jesús aquella mañana, ahí mismo, a mi lado. Y sobre todo de aquellos momentos de la preparación de la Pascua, el sábado por la tarde con la culminación de la gran noche, donde ya de madrugada celebrábamos la resurrección…
    Sin embargo, la vida sigue y siempre que crees que ya has superado algo, llega otra cosa y te lo desmonta todo, y es que cuando nuestro grupo iba tomando forma, cuando de verdad nos encontramos con fuerzas de formar a gente nueva, nos vuelven a dejar sin capitán.
    Entonces y no sé cómo exactamente, Dios nos hizo otro regalo, una nueva guía para el grupo y una gran amiga para mí. Sin menospreciar para nada todo lo anterior, pero creo que ésta fue la época más próspera de Jucar Osuna. Nos reuníamos con María Dolores, una jovial y alegre madrileña que había decidido hacía ya unos años, seguir la llamada de Dios, entrando a formar parte de un convento de clausura en nuestro pueblito sevillano, ella, Madre concepcionista, nos dedicó muchas horas de su vida, sin olvidar sus responsabilidades con sus hermanas, y nos transmitió todo su entusiasmo creando un gran grupo que a su vez se preparó para formar a otros en los buenos valores de la vida. No quiero que se me olvide nadie: María, Patricia, Almudena, Rocío, Inma, Pamela, Mari Carmen y Sergio, Inés, Ana Mª, Beatriz, Ana y Cabello, Alicia y China, Susana, Gustavo… y mi querido Chema, todo un padrazo ahora, al que tanto quiero y con el que recuerdo haber estado unida durante todo mi paso por Jucar. ¡Gracias,  Mª Dolores, por enseñarme a mostrarme tal como soy ante los demás y por darme fuerzas para seguir siempre adelante!
     En aquella época de bonanza pasé a ser responsable del grupo e incluso tuve que ir varias veces a Madrid para algunas reuniones, siempre acompañada de mi amigo del alma, José Mª. ¡Gracias, Chema, siempre te he sentido muy cerca!
     La verdad es que también Mª Dolores nos tuvo que dejar y yo pasé a tener un poco más de responsabilidad, con lo cual  todo era más difícil, teniendo en cuenta que me hacía mayor y que tenía que compartir todo esto con mi pareja, con mi trabajo, a veces lejos del pueblo,… pero seguí apostando por Jucar porque seguía recibiendo mucho en las Pascuas y en algunas reuniones de monitores de verano y sobre todo porque tenía a mi alrededor un grupo de gente muy especial que eran el pilar fundamental.  
     Pero…siempre hay un pero… y es que la vida continúa para todos y gracias a Dios para bien, casi siempre, y el grupo se fue haciendo mayor y después de acabar los estudios vinieron los trabajos, a veces lejos, y después las bodas y los niños y… ojala pronto venga otro ángel que pueda continuar llevando la buena noticia a los jóvenes de Osuna y sacando esos valores que a veces por simple timidez escondemos tan dentro.
    ¡Gracias Jucar porque sin vosotros mi vida se hubiese perdido lo mejor de ella!.
    
                                                                    Encarni Montero Domínguez. Jucar Osuna

jueves, 16 de mayo de 2013

PASAPALABRAS



Buenas:
Somos Iñigo y Oscar, jóvenes Carmelitas que decidimos pasar esta Semana Santa en la Pascua  JuCar de Villarreal, en Castellón.  Este año el Señor, nos convocó a la etapa más importante de su vida, bajo el lema “PASALAPALABRA” (“Mira, yo pongo mis palabras en tu boca” Jr 1, 10). Y eso es lo que vamos a intentar  con este testimonio, pasar su Palabra.
Con la S de Servicio: trabajo en beneficio a los demás.  Jesús ha hecho que nos acerquemos más al significado del servicio a los demás.  No lo dudó ni un instante,  se ciñó una toalla y dirigiéndose a sus amigos les empezó a lavar los pies.  ¿Y qué significa esto?  Significa mirar al otro con ojos de cariño, olvidando nuestros intereses propios, y dando a los demás aquello más valioso que podemos tener, sin importarnos lo que “perdemos” y alegrándonos de lo que el otro mejora.  No hay que olvidar que lo que con lleva este acto es algo lleno de gratuidad, y que es fundamental para seguir a Jesús.
Con la M de Mesa: objeto de múltiple funciones. En ella se reúnen las personas, se come, se comparte… Al igual que Jesús hizo con nosotros. Estando reunido con sus amigos, en la mesa, tomó el pan y dando gracias al Padre, lo repartió, dándoles de comer. Parece insignificante el sentido de una  simple mesa. Pero Jesús lo establece como punto de encuentro con los demás, en su nombre, compartiendo, alimentándose, amándose, en definitiva, un lugar de VIDA. No debemos aparcar la importancia de  la Eucaristía, donde el Señor, en comunidad nos reúne para alimentarnos de su cuerpo y de su sangre, para darnos vida.
Con la F de Fe: Confianza, creencia ciega, fidelidad. La fe de Jesús fue firme, se abandonó al Padre con una confianza ciega, haciendo únicamente su voluntad y soportando toda humillación.  Él sabía que su entrega dolorosa iba a tener una recompensa, la más grande de todas, y por ello (o mejor dicho por nosotros) perseveró. No nos puede derrotar una simple caída, pues tenemos detrás a Jesús.  Hemos de  confiar en Él y con Fe ciega seguir su camino. Todo esto es posible si permanecemos en su presencia, en oración.
Con la O de Oración: Momento de conversar con Dios. Jesús  antes de ser entregado, en el peor momento de su etapa, buscaba refugiarse en algún apoyo que le permitiera  seguir. Este apoyo fue la oración, donde permaneció en la presencia del Padre, pidiéndole fuerzas para realizar el plan que le había sido encomendado. Muchas veces nuestra Fe no aguanta las caídas, pero tenemos que hacer como Jesús que en su momento más difícil oró, se acercó al Padre y se dejó contagiar de su fuerza.
Con la R de Resurrección: Volver a la vida. Todo lo  vivido por Jesús no fue en vano. No murió en la cruz. Venció a la muerte y volvió a la vida: Resucitó.  Nos ama tanto que dio la vida por nosotros, sepultó al pecado y nos regala la vida eterna. Es la mejor de las Noticias,  y no nos podemos callar. Tenemos que estar  alegres y llevar esta alegría a los demás, no  solo con palabras  sino con hechos. Lo que conlleva un testimonio.
Con la T de Testimonio: Dar a conocer la vivencia personal.  Resulta complicado ser testigo de la resurrección de Jesús  en esta sociedad, con tanta indiferencia. Pero cuando tienes experiencia de Él, esa complicación se convierte en motivación, para continuar firmes en el camino que el Señor  tiene pensado para nosotros.  Por eso queremos dar nuestro testimonio en esta pascua:
Con la O de Oscar: para mí esta Pascua fue momento de estar con Jesús, de acompañarle en los momentos más difíciles y a la vez en lo más alegres.  De avanzar en oración al Señor, y de coger fuerzas para transmitir la mejor de las noticias y con la mayor alegría, la resurrección de Jesús. Y esto llevo en mí una proposición, para seguir avanzando con los ojos cerrados en el camino que El puso en mí, mantenerme más cerca del Señor a través  de la oración, para no tener dudas en mi fe y poder levantarme  de mis caídas. Y así, gozar de confianza ciega en el testimonio del Señor.
Con la I de Íñigo: para mí este Paso del Señor ha sido un descanso. En muchas ocasiones nos vemos envueltos en agobios, prisas y preocupaciones. Pero es importante parar, y parar ante el Señor para descansar, para dejar en sus manos todos tus problemas y que Él te guíe, te transforme. Vivir la muerte y la Resurrección del Señor te lo hace ver claro. Te llenas de unas ganas nuevas, para afrontar de otra manera esas preocupaciones: con alegría, con la confianza de que Jesús vivo camina contigo, llevando su Evangelio. Y además intentas mirar al hermano que tienes al lado de otra forma, intentando descubrir en el a Jesús. Parar es bueno, parar y acercarse al Señor, hacer oración y llenarse de esas ganas que te hacen vivir.
Os animamos a todos a que si habéis recibido la Gran Noticia de que Jesús Vive, deis testimonio a los demás. Que lo que Dios nos regala no nos lo guardemos para nosotros, sino que se lo regalemos a todos cuantos nos rodeen. Dejemos que sea Él el que ponga las palabras en nuestra boca y mueva los hilos de nuestra vida.
¡ESTAD ALEGRES EN EL SEÑOR! ¡VIVE!




miércoles, 15 de mayo de 2013

¡¡VEN ESPÍRITU DE DIOS!!


Nos reunimos de nuevo en la Oración con motivo de la celebración de los 25 años de Júcar como los discípulos en el cenáculo, como con María, la madre, como en la Iglesia, para prepararnos a recibir el gran don de Dios, a Dios que se hace Don, la "promesa del Padre". En este rato de oración vamos a compartir virtualmente la venida del Espíritu Santo,

 

Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar. De repente vino del cielo un ruido, semejante a un viento impetuoso, y llenó toda la casa donde se encontraban. Entonces aparecieron lenguas como de fuego, que se repartían y se posaban sobre cada uno de ellos. Todos quedaron llenos del Espíritu Santo”.

Hechos 2, 1-11

 

1. El Espíritu Santo enseñó a los Apóstoles: Jesús lo había anunciado: “El Espíritu Santo que el Padre enviará en mi nombre, Ése les enseñará todo y les recordará todo lo que yo les he enseñado” (Jn 14,26). Gracias a la ayuda del Espíritu Santo los apóstoles lograron comprender las enseñanzas de Jesús. Hoy también, gracias a Él la Iglesia goza de una ayuda especial para enseñar siempre, y en todas partes, la verdadera doctrina de Jesucristo. Y gracias también a Él, nosotros los cristianos podemos comprender mejor las cosas de la fe; él nos ilumina para entender y dar razones sobre nuestra fe; nos capacita para saber discernir.

2. El Espíritu Santo santifica, en el bautismo él nos hace nacer a una vida nueva, y formar una nueva familia;  es decir por su acción nos llenamos de la gracia, nos hace ser y vivir como hijos de Dios y poder llamar a Dios “Padre”. Al ser hijos de Dios podemos gozar de los bienes y regalos divinos. Gracias a Él podemos convivir como hermanos dentro de la vida comunitaria.

3. El Espíritu Santo fortaleció a los Apóstoles para ser sus testigos en la comunidad, así lo aseguró Jesús a sus apóstoles, diciéndoles que cuando viniera el Espíritu Santo, ellos darían testimonio de Él (Jn 15,26-27). Y así fue, los apóstoles que estaban tristes y temerosos por la muerte de Jesús, cuando reciben el Espíritu Santo se llenan de fortaleza y valentía y salen anunciar el Evangelio; esto lo hacen ante sus amigos y hermanos; así como tu y yo estamos llamados a hacerlo en nuestra comunidad. También hoy el Espíritu Santo nos ayuda a vivir como discípulos de Jesucristo y a dar testimonio de Él. 

Aquí me tienes, Señor, a la escucha de tu voz, tu Espíritu inunda siempre mi corazón.


ORACIÓN DE ACCIÓN DE GRACIAS

25 AÑOS JUCAR EN LA PROV. BÉTICA

 

¡Oh, Señor, todo lo que tú haces está bien!

Te damos las gracias por el camino que hemos recorrido juntos, durante estos 25 años vividos.

Saliste a nuestro encuentro y tu presencia nos impulsó a caminar en esperanza.

Has sido para nosotros, a la vez, el camino y el compañero de camino: ¡cuántos rostros, sueños, sonrisas, miradas, gestos, momentos de oración  y compromisos te han hecho presente en nuestra vida y nos han hablado de Ti!

Tú has sido el principio y el fin de cada jornada, de cada encuentro, de cada curso y celebración.

Tú, la razón de nuestra vida y el motor de nuestra historia, continúas abriéndonos horizontes nuevos de entusiasmo y generosidad.

Gracias por habernos llamado al Carmelo y habernos hecho parte de esta gran familia.

Queremos vivir nuestra fe en comunión con la Iglesia y al servicio del Reino de Dios.

Tu Madre, la Virgen del Carmen, nos ha acompañado en todo momento y ha velado por cada uno de nosotros. Como ella, deseamos hacer siempre tu voluntad y, así, comunicarte al mundo para que, los que no te conocen, te conozcan, los que se hayan alejado de ti se acerquen con alegría y los que viven sin esperanza encuentren en tu Evangelio la razón y el fundamento de sus vidas.

¡Gracias, Señor…!