jueves, 28 de noviembre de 2013

NUESTRA PEQUEÑA APORTACIÓN



Hola a todas las personas. Somos Miguel Ángel y Jorge. En el 25 aniversario de JUCAR queremos compartir lo que supone para nosotros, todavía hoy, nuestro paso por los grupos. Lo hacemos conjunto porque hemos trabajado durante varios años codo con codo, llevando grupos del mismo colegio y otros años como responsables de los Colegios de Madrid.
Nuestro paso empezó mucho antes, pues ambos nos formamos en los grupos JUCAR, casi a la vez que estos nacían allá por los años 88-89 cuando estudiábamos la EGB en Madrid y Antequera. Nuestro crecimiento en la fe y la preparación para la Confirmación fue de la mano del P. Antonio Jiménez y de Paco Daza, nuestros monitores-catequistas. Empezamos a familiarizarnos con otros grupos y a participar en las Pascuas de Osuna.
Luego empezamos a trabajar juntos intentando poner un grupo en Osuna, junto al P. Medina y otros seminaristas, en el año 94. Después pasamos tres años en Sevilla, donde conocimos a muchos jóvenes que compartieron nuestra experiencia de fe en grupos, tanto en el Buen Suceso como en la parroquia de Santa Teresa.
Cuando llegamos a Madrid, trabajamos en los grupos de Begoña con el P. Pablo y encontramos una comunidad de monitores que se entregaban más allá de sus posibilidades para dar una formación cristiana a los jóvenes del barrio. Nos encontramos con grupos a los que acompañamos hacia su confirmación y después en la formación de comunidades. Participamos en el primer camino de Santiago para monitores del año 98.
Desde 2000 trabajamos con los JUCAR de otras provincias para poner en marcha actividades de verano: campamentos, caminos de Santiago, comedor de Zaragoza… y los encuentros de monitores de la Región Ibérica. Para nosotros este fue otro de los momentos importantes dentro de Jucar, porque nuestra experiencia de Familia Carmelita se afianzó.
La última etapa en JUCAR fue de responsables de los colegios de Begoña y Misterios. ¡Cuantas convivencias, fiestas solidarias, campamentos, formaciones de catequistas…!
En cada una de las etapas que hemos vivido desde que nos formábamos como “niños-JUCAR” siempre la pertenencia a los grupos ha supuesto un enriquecimiento personal por el encuentro de otra gente que buscaba lo mismo que nosotros, ese encuentro con el Dios-Padre. El carisma de los grupos nos empapó como a tantos otros dentro de la espiritualidad carmelita. Nuestra Madre siempre estuvo presente en nuestro quehacer; la oración fue una exigencia de vida compartida con otros jóvenes; el compromiso con los más desfavorecidos, especialmente en Burkina Fasso, dio sentido a nuestra tarea solidaria.
Ahora ambos vivimos nuestra fe en grupos distintos, con diferentes espiritualidades pero de aquellos años nos queda una impronta que no podemos borrar. La necesidad de transmitir nuestra fe a los jóvenes, la presencia de María en nuestro día a día, el estar enganchados a la oración y, por supuesto, tantas y tantas personas con las que hemos compartido tareas, experiencias y emociones que nos han hecho crecer como personas y ser lo que hoy somos. Aun hoy nos cuesta empezar una oración sin llenar toda la sala de velas, organizar una actividad sin rotular camisetas o buscar un fin solidario.
En este 25 aniversario de JUCAR nos sentimos contentos de nuestra aportación, siempre desde el cariño y nuestras limitaciones, que durante años hicimos para que los grupos crecieran, sabiendo que es mucho más lo que recibimos que lo que dimos en los grupos. Por eso damos gracias a Dios por todas las personas que ha puesto en nuestro camino y por tantas experiencias y vivencias compartidas.
Jorge Beltrán
Miguel Ángel Díaz

martes, 26 de noviembre de 2013

El Campo de Trabajo JuCar.



Hace siete años que comenzamos el Campo de Trabajo JuCar durante el mes de agosto. Quiero escribir algo sobre ello para la conmemoración de los 25 años de JuCar, para que quede constancia de este ‘hijo pequeño’ de la Familia Carmelita Joven que es JuCar.

En primer lugar es una experiencia de vida carmelita. Durante quince días de agosto un grupo de jóvenes vinculados a JuCar formamos parte de una pequeña comunidad de vida donde se intenta descubrir la presencia de Dios. Todos los que durante estos siete años han pasado por la casa de Miralbueno, Aires Nuevos, en Zaragoza han venido como buscadores de Dios, auténticos aventureros del Carmelo. Hombres y mujeres que desde JuCar quieren encontrarse con Dios y deciden vivir intensamente durante quince días para poder vivir esa experiencia trasformadora en su vida.  

El Campo de Trabajo les ofrece tres herramientas fundamentales. La primera vivir juntos, compartir y sentirse hermanos. La responsabilidad de hacer para, vivir con, sentir en… con otros como ellos pero diferentes en caminos, tiempos y propuestas, convierte a los participantes en auténticos hermanos. Hay que hacer la cena, limpiar los baños, escuchar las propuestas, aguantar los ronquidos, planificar el horario, fregar voluntariamente… en definitiva llenar de vida fraterna el tiempo que se comparte en un espacio común para intentar descubrir en el rostro del otro, que es como yo, el rostro de Dios y hacerlo sirviendo y dándose. Es el pilar y la herramienta de la fraternidad como cauce que facilite el encuentro con Cristo.

El segundo de los pilares de búsqueda o herramienta de búsqueda es el servicio. Es la que les ha convocado a la mayoría de ellos estos siete años. Ha sido la que ha atraído hasta la Obra Social de la Parroquia Nuestra Señora del Carmen a más de cien jóvenes. Siete grupos que han adquirido el compromiso de abrir el Comedor social de dicha Obra. Más de cien personas cada día se acercan para comer un plato de comida caliente. Personas como tú y como yo, como los jóvenes que del 1 al 15 de agosto han preparado la mesa, cocinado, arreglado, sonreído, acogido, servido… comida caliente para todos ellos. Este compromiso, adquirido por JuCar, ha posibilitado abrir el comedor. Servir a los demás, estar con ellos, sonreír, llamar por su nombre, ser generosos en el servir, fregar cacharros con cariño, poner la mesa con delicadeza, preguntar por la salud… han sido los detalles que han posibilitado en muchas ocasiones percibir pequeños rayos de luz, pequeñas huellas de la presencia del Deseado… Esta herramienta del servicio se ha completado con pequeñas experiencias en Casa Abierta, en el Centro de rehabilitación de alcohol, en el trabajo con niños acogidos en los pisos para familias necesitadas o en los centros de mujer con necesidad de techo y cobijo. Momentos de tensión, de sudor, de dudas, de incomprensiones, de certezas, de radicalidad, de risas, de bailes, de abrazos… que esponjan el corazón para que sea Él, y sólo Él, el que pellizque, el que se haga presente, el que te encuentre… ‘¡¡que ilusos!! pensábamos que éramos nosotros los que le íbamos a encontrar’ El servicio desinteresado, generoso y sin distinción de personas ha hecho posible en muchos casos que algo se mueva por dentro y que se comience a mirar con los ojos de Dios lo que nos rodea y a sentirse mirados por los ojos de Dios en la ternura o agradecimiento de la mirada de otros, iguales a nosotros, pero que buscan un plato de comida caliente y una sonrisa que les quite el polvo de la dignidad escondida o ensuciada por la injusticia de este mundo.

La oración es el tercer pilar o herramienta para llevar en profundidad esa búsqueda deseada. Sin intimidad con Él, sin escucha de su Palabra, sin celebración de la fe, sin la profundidad de lo simbólico, sin el silencio de la mañana o de la tarde debajo de un manzano o sentado en el césped contemplando el atardecer es muy difícil que el encuentro buscado y deseado se produzca. La experiencia de la fraternidad o del servicio sin el barniz de la oración es menos. Es a Él a quien deben dirigirse las preguntas, dónde buscar las respuestas, con quien sentir el deseo de transformación interior que nos llevará a ser hombres nuevos. Así durante estos siete años ha sido su Palabra la que nos ha convocado y ha resonado en el corazón de los que hemos participado en el Campo de Trabajo. ‘Dadles vosotros de comer’, ¿Dónde te vimos, Señor? ‘El pan cotidiano danósle hoy’. ‘Muchachos, ¿tenéis pescado?’.‘En Ti el huérfano encuentra compasión’ ‘y vosotros, ¿quién decís que soy yo?’‘¿Quién es mi prójimo?’ … Auténticos versículos que mueven corazones, que exigen compromisos, que no dejan indiferentes, que motivan respuesta. No es ante los otros, ni ante uno mismo mirándose al espejo, es ante Él ante quien hay que responder la pregunta ineludible: ¿A quién buscáis? Encuentro personal en Cristo, cara a cara con Jesús de Nazaret que transforma.

Durante estos años hemos tenido muchas respuestas a esa transformación en Cristo que los que hemos participado en el Campo de Trabajo hemos tenido la suerte de vivir, pero queremos compartir con todos vosotros una de ellas. Uno de los que participaron en él nos dijo al volver a su ciudad que los veía, ‘los veo, David, estaban ahí y no los veía. Ahora los veo todos los días, los veo, me paro si puedo, les sonrío… están en los bancos, en los parques, en las esquinas. Estaban antes




también, ahora los veo’.
Podíamos haberlo resumido en algo muy sencillo… ‘Cuando a uno de estos mis pequeños… a mi me lo hicisteis’

Francisco J. Bernabeu.
David Oliver.
(JuCar Villarreal)

viernes, 22 de noviembre de 2013

``En TI encontramos compasión´´


Hay cosas que por mucho que uno se empeñe en contar  y en describir, el receptor  no puede imaginar lo que realmente le están contando, porque son situaciones y sentimientos que se tienen que vivir en la misma piel. Eso es lo que nos pasa a todos los que vivimos la experiencia del campo de trabajo, cuando llegamos a casa y nos preguntan ¿Qué tal? Por mucho que intentemos explicar no podemos transmitir nuestras vivencias y nuestras emociones, aun así vamos a intentar resumir con palabras, experiencias de vidas, pequeños ``chispazos´´ de Dios.
Llegas a Garrapinillos (nuestra casa)  lleno de ilusión y con unas ganas increíbles de ayudar, pero en realidad no eres consciente de lo que te esperan en los siguientes  15 días,  nos reunimos 27 personas de distintos lugares de España,  todos con una cosa en común,     nuestra Fe, pertenecemos al movimiento JuCar (Juventud Carmelita) y en estas  2 semanas lo que vivimos se puede resumir en 3 palabras, 3 palabras que forman nuestro carisma como Carmelitas y que son los pilares de nuestros días en el campo de trabajo: servicio, fraternidad y oración.
Servicio: Todos los días trabajamos en los distintos proyectos de la obra social “El Carmen”: la guardería, casa abierta, el centro de rehabilitación de alcohol de Miralbueno y el trabajo del comedor (cocina y acogida).
Con las palabras del profeta Oseas ``En Ti el huérfano encuentra compasión´´  nos aventuramos a arropar a esos huérfanos de vida, de sueños y de esperanzas y es que desde el primer día todos tus esquemas de vida cambian, todo lo que vemos desde el sofá de nuestra casa en la televisión, todo eso que creemos tan lejano, está a medio metro de ti, estás jugando con ellos, les estás abrazando, les estás sirviendo la comida, estás hablando y compartiendo experiencias con ellos, estás escuchándoles… todo es real, y todo lo tienes contigo, aprendes a verlos como lo que son: hijos de Dios, tus hermanos,  eso te hace confraternizar con ellos y ver en sus sonrisas, en sus ojos o en cada una de sus historias pequeños ``chispazos´´ de Dios.  Desde los niños a los comensales pasando por el proyecto de casa abierta y los hombres de Miralbueno, descubres con el paso de los días que ellos te están aportando cosas a ti, que son ellos los que te visten con sus sonrisas y sus miradas, que ellos te ayudan a ti con sus “gracias” y sus deseos de volver a verte el año que viene, que el servicio que realizamos en el campo de trabajo es recíproco, porque son como nosotros, nuestros hermanos. Llegas al Zaragoza un caluroso día de Agosto con la maleta llena de ilusión y ganas y vuelves con una maleta más grande, llena de nombres y sueños.

Fraternidad: Convivir con 27 personas durante 15 días, personas que conoces mucho o poco, compartir experiencias de vida que te unen y notas como poco a poco Dios se va haciendo más presente en esa Comunidad y le va dando cierto sentido a eso que solemos llamar familia.

Vila-Real, Madrid, Murcia, Elda, Antequera todos de distintos lugares formando una gran familia, ponernos de acuerdo a la hora de cenar, de limpiar, de fregar platos, respetar el descanso… y aprendes, aprendes que no todo es servir al que menos tiene, al que vive en la calle, aprendes que hay que empezar a servir en esa casa, en esa comunidad, ese es nuestro pequeño mundo, donde tenemos que arrimar el hombro por nuestros hermanos donde tenemos que ayudar sin que sea necesario, donde tenemos que empezar a mirar con los ojos del corazón.

Oración: Sin el momento de oración de cada mañana o los momentos de compartir por la noche nada hubiera sido lo mismo, sin ir descubriendo cada día los pequeños ``Chispazos´´ del Señor, nada hubiera sido igual, sin esa Eucaristía con los comensales, sin esos acompañamientos que te orientaban a Dios, nada sería igual.
Un campo de trabajo sin la Oración es un laberinto de sentimientos, pues es escuchando a Dios cuando descubres el sentido de la fraternidad, el ver a los otros como hermanos, como Sus hijos.  Él va descubriéndose poco a poco en esos pequeños gestos, va llenando tus 15 días de buenos y no tan buenos momentos, es nuestro Gran Guía en esta parte al otro lado del puente
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Héctor Vidal Martín (Jucar Elda)
 Carmen Sánchez Villalba (Jucar Antequera)

miércoles, 20 de noviembre de 2013

¿QUÉ SIGNIFICA JUCAR PARA MÍ?



Recuerdo cuando viví por primera vez lo que significa ser Jucariano, rondaba el 2003 cuando mis amigos de toda la vida me invitaron a participar en una quedada de su grupo JUCAR, además recuerdo perfectamente la fecha 28 de febrero, allí conocí a Carpio, Luiso y Rosario, en ese preciso momento me abrieron sin dudarlo, la puerta de su familia Carmelita, yo en esos momentos, por el ambiente que me rodeaba aquel entonces, no era creyente practicante, pero desde ese mismo momento, el cambio empezó a surgir,  semanas más tarde, tras ir a varias reuniones me dijeron si quería participar en la Pascua, mi desconocimiento era tan grande que bueno para mí en ese momento me iba a servir para desconectar. Allí conocí a durante esos días a personas como Luci, Belen, Chus, Carmen, Isa, Roxana, Tamara, Patri, María… Que me enseñaron lo que es  JUCAR y como Jesús vivía en su corazón, a partir  de entonces todo cambio.

Cuando volví a Sevilla todas las personas que me conocían veían algo distinto en mí, me decían que algo había cambiado, y yo desde mi interior, me di cuenta que sí, viví con fervor el renacer de Jesús en la Pascua y además el renacer de mi vida más arraigada a Él, Jesús empezó a vivir en mi corazón,  siempre pensaré que ese renacer se debía a mi nueva familia Carmelita, vi en cada uno de ellos la llama de Jesús, y ellos  compartieron su llama para encender la mía en mi corazón, desde entonces todo lo que he vivido junto a mi familia no se puede describir, viajes, encuentros, reuniones, ceremonias iba calando poco a poco el sentir Carmelita.

Un año no pudimos ir a la pascua de JUCAR  y  participamos en otra ya que como todos sabemos que sea donde sea, estemos donde estemos Jesús está presente en cada uno de nosotros, pero dicha Pascua no era lo mismo, vivimos la pascua pero esa calidez de las reuniones, la cercanía de cada miembro, hacia que la las reuniones se volvieran más intensa,  por lo que vivirlo con JUCAR era distinto, Pienso que la lejanía ha podido hacer el vínculo más fuerte por la necesidad de tenerlos cerca  para seguir aprendiendo de Jesús junto con ellos.

La distancia también ha hecho que no pueda vivir las experiencias de JUCAR de forma presente, pero gracias a estas tecnologías que vivimos hoy día ha conseguido  que esa mecha que un día del 2003 encendieron mis hermanos en aquella Pascua y que día a día con cada persona que conocido en JUCAR me  han ayudado a mantenerla viva.

A la pregunta que significa JUCAR para mí, JUCAR ha sido, es y será la luz que guía  mi camino en el sendero de la vida y gracias a ellos sé que nunca caminaré solo.

Ángel Cebolla de Ávila
Jucar Sevilla

lunes, 18 de noviembre de 2013

SON TODO ELOGIOS Y DIGNO DE VOLVER A RECORDAR



25 años de Júcar de la provincia Bética, que gran alegría, seguiré rezando para que siga adelante por muchos más y hagan el bien que, a personas como a mí, han hecho las personas que integraban Júcar, mediante la convivencia, la oración, el compartir...etc.
Mi nombre es Nicolás, conocido como Nico o "El Sevillano" y tengo ahora mismo todas las emociones posible dentro de mí; nostalgia, tristeza, añoranza, amor, amistad, alegría, escribiendo estas breves líneas, cortas más bien diría yo, para poder describir todo lo vivido en mis 9 años de pertenencia a Júcar Sevilla.
Mis comienzos fueron por una conversación que tuve con Rocío Fernández, mi cuñada, ya que un amigo de su madre al cual ella conocía, Pepe, sacerdote y fraile carmelita, dio una charla en su instituto para formar un grupo de jóvenes en la parroquia de Santa Teresa, yo acepté, un nuevo reto del cual hoy en día no me arrepiento de haberlo vivido.
Todo comienzo fue complicado, tal y como la vida misma. Nuestros primeros monitores fueron, grandes personas, que me inculcaron muchos valores propios, como fueron Luis "Luiso" y David del Carpio. Grandes personas con grandes valores y siempre con sus sonrisas imperecederas que nos dieron momentos únicos, convivencias y todo ello nos unió durante esos años y aún seguimos teniendo trato, no como el que quisiera tener, pero la vida como en Júcar, sigue.
Nuestro grupo Júcar Sevilla estaba compuesto por: Eulogio, Rocío, Ángel, Joaquín Luna y yo.
Años siguientes, tuvimos cambio de monitores, donde pasaron María, que aunque no pudo asistir a ninguna pascua Júcar, nos ayudó y apoyó bastante; Fernando Barbero, cuánto vivimos con él, cuántos momentos, vigilias, incluso nos llegamos a reunir, incluso para haber formado una hermandad para darle más culto si cabe a nuestra querida Virgen del Carmen.
La persona sin duda, que más insistió en nuestro compromiso Júcar, fue Rosario Vera, sus valores, su fuerza, su trabajo constante, es algo que siempre recordaré y su amistad no se perderá a lo largo de los años, tanto trabajo, tantos momentos, tantos disgustos y "arreglos de última hora", pero todo tiene su premio y es poder haber llevado casi íntegramente a Júcar Sevilla a las que son ahora por mí añoradas, las Pascuas en Osuna.
Tantas vivencias, que no sé por dónde podría empezar y seguramente se me olviden algunas, ya que resumir estos años en tan pocas líneas, es un trabajo arduo.
Mi comienzo en nuestra parroquia de Santa Teresa, con los padres Pepe Carrillo y Antonio Carmona, que en paz descanse; todos los viernes e incluso algún que otro sábado, teníamos nuestro "ratito" Júcar y la verdad, eran momentos inolvidables, tantas personas que vinieron y se fueron, probaron y se quedaron...Tantas convivencias, oraciones y encuentros, tantos proyectos, buenos y malos momentos.
Recuerdo nuestra visita a Madrid, íntegramente de todo Júcar Sevilla, para estar en uno de los momentos más importantes para mi amigo David del Carpio, el cual me regaló una llamada de teléfono para que participará en su profesión, que fue para mi algo maravilloso, poder leer la segunda lectura en la eucaristía de su profesión solemne, al igual que años más tarde, en Osuna, acompañamos parte del Grupo Júcar Sevilla a Fernando Barbero y nuevamente a David del Carpio a una profesión solemne de la orden del Carmen.
Momentos inolvidables, convivencias, participaciones tanto en nuestra parroquia de Santa Teresa como en el Buen Suceso, recogida de alimentos, campañas de juguetes, confirmaciones en Antequera...
Todo lo que pueda hablar de mis años en Júcar, son todo elogios y digno de volver a recordar y vivir.
Gracias a todos y permítanme que me exprese con nombres, aunque recuerdo a cada una de las personas que he llegado a conocer y todos y todas tenéis un "cachito de mi corazón" con vuestro nombre, con vuestro recuerdo, de todos los momentos vividos, de todos esos desayunos, almuerzos, cenas en el comedor de Osuna, esos pasillos, esas habitaciones, "el salón", esa noche que dormimos junto a la cruz, mi amiga Rocío Trillo y yo, grandes momentos con mi Grupo Júcar, tantos recuerdos, tantas lágrimas cuando se marchaban nuestros amigos de Antequera, Málaga y Madrid, tantas risas flojas en nuestra habitación donde nos llegamos a meter 17 personas, recuerdos de nuestros primeros momentos con Joaquín Luna, con mi querido hermano Eu, tanto expresado, en nuestros ratitos de charla con Paco Zambrano, las confesiones con el Padre Antonio de Antequera, a mi primera vecina de habitación Gema Bermi, por tanto cariño dado y recordado; a Mº del Mar Naranjo "Chipi" por su sonrisa y su cariño, a las "Marías" de Antequera, a Inma de Antequera por su cariño incondicional; a Paco Daza por sus palabras siempre tan llenas de vida y tan enriquecedoras; a David del Carpio por enseñarme que es "el temor de Dios", tantos valores, tantos buenos momentos, sus cartas desde Italia, las guardo como un tesoro preciado; a Luiso, tantas lágrimas derramé con él y siempre estuvo ahí, siempre, tu sonrisa era un aliciente para seguir; a Rosario que más puedo decirte, un GRACIAS por todo; a Fernando aunque ya no esté en la orden, fue un amigo verdadero el que tuve y sigo teniendo.
Quiero expresar aquí con una lectura, lo que sentí estando tantos años en Júcar, lo que puedo decir claramente es que si no me arrepiento de nada de lo que he vivido y no volvería atrás, si digo que volvería atrás para revivir todo lo que he vivido en Júcar Sevilla y en las Pascuas de Osuna.
"Os recogeré por las naciones, os reuniré de todos los países y os llevaré a vuestra tierra. Os rociaré con un agua pura que os purificará: de todas vuestras inmundicias e idolatrías os he de purificar. Os daré un corazón nuevo y os infundiré un espíritu nuevo; arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne. Os infundiré mi espíritu y haré que caminéis según mis preceptos y que cumpláis mis mandatos poniéndolos por obra. Habitaréis en la tierra que di a vuestros padres; vosotros seréis mi pueblo y yo seré vuestro Dios".
Ez 36, 24-28.

Nicolás Ruiz Aires.
(Jucar Sevilla)