Hola a todas las
personas. Somos Miguel Ángel y Jorge. En el 25 aniversario de JUCAR queremos
compartir lo que supone para nosotros, todavía hoy, nuestro paso por los
grupos. Lo hacemos conjunto porque hemos trabajado durante varios años codo con
codo, llevando grupos del mismo colegio y otros años como responsables de los
Colegios de Madrid.
Nuestro paso empezó
mucho antes, pues ambos nos formamos en los grupos JUCAR, casi a la vez que
estos nacían allá por los años 88-89 cuando estudiábamos la EGB en Madrid y
Antequera. Nuestro crecimiento en la fe y la preparación para la Confirmación
fue de la mano del P. Antonio Jiménez y de Paco Daza, nuestros
monitores-catequistas. Empezamos a familiarizarnos con otros grupos y a
participar en las Pascuas de Osuna.
Luego empezamos a
trabajar juntos intentando poner un grupo en Osuna, junto al P. Medina y otros
seminaristas, en el año 94. Después pasamos tres años en Sevilla, donde
conocimos a muchos jóvenes que compartieron nuestra experiencia de fe en
grupos, tanto en el Buen Suceso como en la parroquia de Santa Teresa.
Cuando llegamos a
Madrid, trabajamos en los grupos de Begoña con el P. Pablo y encontramos una
comunidad de monitores que se entregaban más allá de sus posibilidades para dar
una formación cristiana a los jóvenes del barrio. Nos encontramos con grupos a
los que acompañamos hacia su confirmación y después en la formación de
comunidades. Participamos en el primer camino de Santiago para monitores del
año 98.
Desde 2000
trabajamos con los JUCAR de otras provincias para poner en marcha actividades
de verano: campamentos, caminos de Santiago, comedor de Zaragoza… y los
encuentros de monitores de la Región Ibérica. Para nosotros este fue otro de
los momentos importantes dentro de Jucar, porque nuestra experiencia de Familia
Carmelita se afianzó.
La última etapa en
JUCAR fue de responsables de los colegios de Begoña y Misterios. ¡Cuantas
convivencias, fiestas solidarias, campamentos, formaciones de catequistas…!
En cada una de las
etapas que hemos vivido desde que nos formábamos como “niños-JUCAR” siempre la
pertenencia a los grupos ha supuesto un enriquecimiento personal por el
encuentro de otra gente que buscaba lo mismo que nosotros, ese encuentro con el
Dios-Padre. El carisma de los grupos nos empapó como a tantos otros dentro de
la espiritualidad carmelita. Nuestra Madre siempre estuvo presente en nuestro
quehacer; la oración fue una exigencia de vida compartida con otros jóvenes; el
compromiso con los más desfavorecidos, especialmente en Burkina Fasso, dio
sentido a nuestra tarea solidaria.
Ahora ambos vivimos
nuestra fe en grupos distintos, con diferentes espiritualidades pero de
aquellos años nos queda una impronta que no podemos borrar. La necesidad de
transmitir nuestra fe a los jóvenes, la presencia de María en nuestro día a
día, el estar enganchados a la oración y, por supuesto, tantas y tantas
personas con las que hemos compartido tareas, experiencias y emociones que nos
han hecho crecer como personas y ser lo que hoy somos. Aun hoy nos cuesta empezar
una oración sin llenar toda la sala de velas, organizar una actividad sin
rotular camisetas o buscar un fin solidario.
En este 25
aniversario de JUCAR nos sentimos contentos de nuestra aportación, siempre
desde el cariño y nuestras limitaciones, que durante años hicimos para que los
grupos crecieran, sabiendo que es mucho más lo que recibimos que lo que dimos
en los grupos. Por eso damos gracias a Dios por todas las personas que ha
puesto en nuestro camino y por tantas experiencias y vivencias compartidas.
Jorge Beltrán
Miguel Ángel Díaz