Recuerdo cuando viví por primera vez lo que significa ser
Jucariano, rondaba el 2003 cuando mis amigos de toda la vida me invitaron a
participar en una quedada de su grupo JUCAR, además recuerdo perfectamente la
fecha 28 de febrero, allí conocí a Carpio, Luiso y Rosario, en ese preciso
momento me abrieron sin dudarlo, la puerta de su familia Carmelita, yo en esos
momentos, por el ambiente que me rodeaba aquel entonces, no era creyente
practicante, pero desde ese mismo momento, el cambio empezó a surgir, semanas más tarde, tras ir a varias reuniones
me dijeron si quería participar en la Pascua, mi desconocimiento era tan grande
que bueno para mí en ese momento me iba a servir para desconectar. Allí conocí
a durante esos días a personas como Luci, Belen, Chus, Carmen, Isa, Roxana,
Tamara, Patri, María… Que me enseñaron lo que es JUCAR y como Jesús vivía en su corazón, a
partir de entonces todo cambio.
Cuando volví a Sevilla todas las personas que me conocían
veían algo distinto en mí, me decían que algo había cambiado, y yo desde mi
interior, me di cuenta que sí, viví con fervor el renacer de Jesús en la Pascua
y además el renacer de mi vida más arraigada a Él, Jesús empezó a vivir en mi
corazón, siempre pensaré que ese renacer
se debía a mi nueva familia Carmelita, vi en cada uno de ellos la llama de
Jesús, y ellos compartieron su llama
para encender la mía en mi corazón, desde entonces todo lo que he vivido junto
a mi familia no se puede describir, viajes, encuentros, reuniones, ceremonias
iba calando poco a poco el sentir Carmelita.
Un año no pudimos ir a la pascua de JUCAR y
participamos en otra ya que como todos sabemos que sea donde sea,
estemos donde estemos Jesús está presente en cada uno de nosotros, pero dicha
Pascua no era lo mismo, vivimos la pascua pero esa calidez de las reuniones, la
cercanía de cada miembro, hacia que la las reuniones se volvieran más
intensa, por lo que vivirlo con JUCAR
era distinto, Pienso que la lejanía ha podido hacer el vínculo más fuerte por
la necesidad de tenerlos cerca para
seguir aprendiendo de Jesús junto con ellos.
La distancia también ha hecho que no pueda vivir las
experiencias de JUCAR de forma presente, pero gracias a estas tecnologías que
vivimos hoy día ha conseguido que esa
mecha que un día del 2003 encendieron mis hermanos en aquella Pascua y que día
a día con cada persona que conocido en JUCAR me
han ayudado a mantenerla viva.
A la pregunta que significa JUCAR para mí, JUCAR ha sido, es
y será la luz que guía mi camino en el
sendero de la vida y gracias a ellos sé que nunca caminaré solo.
Ángel Cebolla de Ávila
Jucar Sevilla
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