viernes, 27 de diciembre de 2013

Clausura 25 Aniversario JuCar en el Presente (II)



Hola. Muy buenos días a todos. ¿Qué tal? ¿Cómo va el encuentro?
Me presento, que muchos no me conoceréis. Me llamo Íñigo, tengo 20 años, soy estudiante, y vengo de Madrid, del cole y la parroquia de Misterios.
Lo primero que quería hacer es dar gracias al Señor y ponerle en medio de este testimonio porque ha sido cosa de Él. Me acuerdo que cuando Carpio me llamo para preguntarme si podría hacer dar yo uno de los testimonios, la verdad que en lo último en que pensé fue en dar gracias a Dios, porque venía de tener muchas cosas con estudios, etc. y lo tomé como si fuera carga, como si fuera algo más que hacer, y no lo vi como algo positivo, que al final ha sido así, porque me ha hecho pararme, me ha hecho ver hasta qué punto mi fe está ligada a JuCar (y me he dado cuenta de que está bastante unida).Ha sido una experiencia de Dios, y estas siempre suman.
Yo empecé JuCar siendo un chavalillo de 5º de primaria, y me metí porque mi hermana estaba, me lo pintó bien, se hacían jueguecillos y estabas con amigos, así que me apunté. Pero el verdadero compromiso, la verdadera implicación con JuCar y de JuCar en mi fe, viene más o menos a partir de 1º o 2º de bachillerato, cuando hago la confirmación, empiezo a ser monitor… una serie de pasos importantes que hacen que te vayas involucrando más. Y fue creciendo mi compromiso hasta ahora.
Al principio venía de estar totalmente metido en mi parroquia de Coslada, un pueblo donde vivo, y lo de JuCar me lo tomé como un servicio que tenía que hacer. Solo un servicio, sin pensar en que iba alimentar mi fe. No pensaba que me iba a aportar mucho y era yo el que tenía que ir a ayudar y a servir. Sin embargo al final, por cosas de la vida, no ha sido así y JuCar me da mucho más de lo que yo pueda hacer.
Hasta ahí un poco de mi historia en JuCar. Pero, cuando comencé a plantear el testimonio las primeras pregunta que se me vino a la mente fue “¿Por qué sigo en JuCar? ¿Por qué no estoy en otros sitios?” Porque JuCar solo es un medio por el que llegar a Dios, pero por qué no estoy en la parroquia en la que antes estaba tan involucrado, o por qué no estoy en otro grupo… Y la respuesta, a groso modo, es simple: Dios. Estoy en JuCar porque Dios lo ha querido así, Dios siempre busca que estemos cerca de Él y siempre de la mejor forma posible para cada uno, y a mí pues me ha elegido para estar aquí en JuCar, y mantener mi fe viva por este medio. Así que  se lo agradezco y esa es mi verdadera razón por la que estoy en JuCar, Jesús.
Aunque sí que es verdad que JuCar aporta ciertas cosas o aspectos que a lo mejor otros grupos no hacen, al igual que otros grupos pueden aportar otras cosas que a JuCar le falta. Depende de las necesidades de cada uno, porque al igual que en la vida todos tenemos una vocación y un sitio al que estamos llamados, también cada uno tenemos diferentes medios para encontrar a Dios, y es ahí donde está la riqueza de la Iglesia. Y Jesús ha querido que el mío ahora mismo sea este.
En diferencia a otros grupos, en JuCar he visto y he experimentado un sentido mucho más amplio y mucho más profundo de lo que es la fraternidad. Los carmelitas ya sabemos que la fraternidad la tienen como uno de sus tres pilares básicos en su estilo de vida, junto con la oración y el servicio, y los tres están íntimamente relacionados y no se pueden separar. Pero la fraternidad nunca me había parado a entenderla, no me había parado a llevarla a mi vida, porque yo siempre he sido una persona que “ha ido un poco a su bola” (entre comillas), porque sí que es verdad que mi fe me ha gustado mucho vivirla de forma personal. Al final no se puede vivir de forma individual, sino que hay que hacerlo de forma compartida, porque si no de Jesús no estaríamos hablando, porque el Señor está en todos. Y dentro de esta fraternidad quería resaltar dos dimensiones. Por una parte he vivido más profundamente la fraternidad desde el punto de vista comunitario y  por otra parte desde el punto de vista del hermano, de fijarse en quién tenemos al lado.
Empezando por el primer caso, todos sabemos que cuando empezamos en JuCar siempre tenemos un grupo. Un grupo de lo que sea, de nuestra edad, de monitores… pero bueno, al final el objetivo es el mismo: poner en medio  al Señor y trabajar por su Reino desde aquí. Alimentarnos de lo que Él nos da y nos tiene preparado. Eso  en una comunidad es una riqueza increíble, porque personalmente tú puedes hacer oración, puedes tener encuentros con el Señor, pero lo que te aporta la fraternidad de tener una comunidad es importantísimo. Escuchar a otras personas hablar de Dios, compartir con ellas en el Señor, ponerle en medio de todo, es una  riqueza que no te lo aporta nada más que esa fraternidad. No la puedes encontrar individualmente, ni la  puedes buscar en otras cosas, sino con las personas, viviendo en comunidad. Y otra cosa que para mí ha sido esencial, y que es necesario si queremos poner a Dios en el medio de un grupo, es celebrar la fe. Celebrarla en el sentido de hacer juntos oración, de celebrar juntos la Eucaristía (sobre todo esto), de hablar del Señor juntos sin ningún reparo. Eso para mí es la esencia, ya que muchas veces tomamos los grupos como si fueran grupos de amigos y ya está. No es así, va más allá. Tiene que estar en medio el Señor, y he tenido la suerte de haberlo experimentado y por eso  lo comparto ahora con vosotros, porque me parece algo fundamental. Tener en el centro a Jesús en tu comunidad y  es algo que te hace crecer muchísimo en la fe, personalmente. Es algo que lo vivo día a día, y que me da cierta constancia para poder acercarme al Señor más fácilmente.
Y la otra dimensión de la fraternidad que había nombrado es la del hermano.  Lo he vivido más profundamente en el campo de trabajo y en una experiencia que tuve en Italia. Es una idea que cada día intento aplicarlo a mi vida de fe. Un día escuché y me quedé con una frase del Evangelio que marca un poco el sentido de esto y es la brújula de mi fe, cuando estoy que no sé dónde encontrar a Dios. La frase a la que me refiero es: “ Cada vez que lo hicisteis con cada uno de estos mis hermanos, conmigo lo hicisteis.” Jesús nos habla claro, aunque muchas veces somos nosotros los que queremos complicarlo, pero  nos habla bien claro con frases sencillas, fáciles de entender y difíciles de llevar a nuestras vidas. Y es eso, para encontrarse con el Señor solo hay que mirar al que tienes al lado, sea creyente o no, esté en la situación en la que esté, nos llevemos bien o no, tenga la condición que tenga. Jesús está en todos, y eso también hay que aprenderlo desde el punto de vista de la fraternidad, porque todos somos hermanos. ¿Por qué?  Porque todos tenemos una parte del amor de Jesús dentro de nosotros, aunque a veces esté menos visible. Por lo que no hay que darle muchas más vueltas. Simplemente hay que mirar al otro, bueno mirarle y más tratarle, como si estuviera Jesús, porque verdaderamente está.  Experimentar y darse cuenta de eso ha sido algo que ha marcado mucho mi vida.
Y para acabar, agradezco mucho a la familia carmelita todas las experiencias de Dios que me han podido aportar por medio de JuCar. Todos los encuentros por medio de personas. Resaltaros la idea de la fraternidad, trabajando por poner en medio de nuestros grupos al Señor, y mirando al otro como miramos a Jesús, con amor. Plantearnos en qué punto estamos en esas ideas. En qué punto está nuestra comunidad, nuestro grupo, ¿ponemos a Dios en el medio? ¿O nos juntamos más por la gente? O, ¿cómo miramos al otro?
Muchas gracias a todos por escucharme, por pertenecer a esta familia que es JuCar y por aportar tanto al mundo.

Iñigo Bermejo
JuCar Madrid - Misterios

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