Hola.
Muy buenos días a todos. ¿Qué tal? ¿Cómo va el encuentro?
Me
presento, que muchos no me conoceréis. Me llamo Íñigo, tengo 20 años, soy estudiante,
y vengo de Madrid, del cole y la parroquia de Misterios.
Lo
primero que quería hacer es dar gracias al Señor y ponerle en medio de este
testimonio porque ha sido cosa de Él. Me acuerdo que cuando Carpio me llamo
para preguntarme si podría hacer dar yo uno de los testimonios, la verdad que
en lo último en que pensé fue en dar gracias a Dios, porque venía de tener
muchas cosas con estudios, etc. y lo tomé como si fuera carga, como si fuera
algo más que hacer, y no lo vi como algo positivo, que al final ha sido así,
porque me ha hecho pararme, me ha hecho ver hasta qué punto mi fe está ligada a
JuCar (y me he dado cuenta de que está bastante unida).Ha sido una experiencia
de Dios, y estas siempre suman.
Yo
empecé JuCar siendo un chavalillo de 5º de primaria, y me metí porque mi
hermana estaba, me lo pintó bien, se hacían jueguecillos y estabas con amigos,
así que me apunté. Pero el verdadero compromiso, la verdadera implicación con
JuCar y de JuCar en mi fe, viene más o menos a partir de 1º o 2º de
bachillerato, cuando hago la confirmación, empiezo a ser monitor… una serie de
pasos importantes que hacen que te vayas involucrando más. Y fue creciendo mi
compromiso hasta ahora.
Al
principio venía de estar totalmente metido en mi parroquia de Coslada, un
pueblo donde vivo, y lo de JuCar me lo tomé como un servicio que tenía que
hacer. Solo un servicio, sin pensar en que iba alimentar mi fe. No pensaba que
me iba a aportar mucho y era yo el que tenía que ir a ayudar y a servir. Sin
embargo al final, por cosas de la vida, no ha sido así y JuCar me da mucho más
de lo que yo pueda hacer.
Hasta
ahí un poco de mi historia en JuCar. Pero, cuando comencé a plantear el
testimonio las primeras pregunta que se me vino a la mente fue “¿Por qué sigo
en JuCar? ¿Por qué no estoy en otros sitios?” Porque JuCar solo es un medio por
el que llegar a Dios, pero por qué no estoy en la parroquia en la que antes
estaba tan involucrado, o por qué no estoy en otro grupo… Y la respuesta, a
groso modo, es simple: Dios. Estoy en JuCar porque Dios lo ha querido así, Dios
siempre busca que estemos cerca de Él y siempre de la mejor forma posible para
cada uno, y a mí pues me ha elegido para estar aquí en JuCar, y mantener mi fe
viva por este medio. Así que se lo
agradezco y esa es mi verdadera razón por la que estoy en JuCar, Jesús.
Aunque
sí que es verdad que JuCar aporta ciertas cosas o aspectos que a lo mejor otros
grupos no hacen, al igual que otros grupos pueden aportar otras cosas que a
JuCar le falta. Depende de las necesidades de cada uno, porque al igual que en
la vida todos tenemos una vocación y un sitio al que estamos llamados, también
cada uno tenemos diferentes medios para encontrar a Dios, y es ahí donde está
la riqueza de la Iglesia. Y Jesús ha querido que el mío ahora mismo sea este.
En
diferencia a otros grupos, en JuCar he visto y he experimentado un sentido
mucho más amplio y mucho más profundo de lo que es la fraternidad. Los
carmelitas ya sabemos que la fraternidad la tienen como uno de sus tres pilares
básicos en su estilo de vida, junto con la oración y el servicio, y los tres
están íntimamente relacionados y no se pueden separar. Pero la fraternidad
nunca me había parado a entenderla, no me había parado a llevarla a mi vida,
porque yo siempre he sido una persona que “ha ido un poco a su bola” (entre
comillas), porque sí que es verdad que mi fe me ha gustado mucho vivirla de
forma personal. Al final no se puede vivir de forma individual, sino que hay
que hacerlo de forma compartida, porque si no de Jesús no estaríamos hablando,
porque el Señor está en todos. Y dentro de esta fraternidad quería resaltar dos
dimensiones. Por una parte he vivido más profundamente la fraternidad desde el
punto de vista comunitario y por otra
parte desde el punto de vista del hermano, de fijarse en quién tenemos al lado.
Empezando
por el primer caso, todos sabemos que cuando empezamos en JuCar siempre tenemos
un grupo. Un grupo de lo que sea, de nuestra edad, de monitores… pero bueno, al
final el objetivo es el mismo: poner en medio
al Señor y trabajar por su Reino desde aquí. Alimentarnos de lo que Él
nos da y nos tiene preparado. Eso en una
comunidad es una riqueza increíble, porque personalmente tú puedes hacer
oración, puedes tener encuentros con el Señor, pero lo que te aporta la
fraternidad de tener una comunidad es importantísimo. Escuchar a otras personas
hablar de Dios, compartir con ellas en el Señor, ponerle en medio de todo, es
una riqueza que no te lo aporta nada más
que esa fraternidad. No la puedes encontrar individualmente, ni la puedes buscar en otras cosas, sino con las
personas, viviendo en comunidad. Y otra cosa que para mí ha sido esencial, y
que es necesario si queremos poner a Dios en el medio de un grupo, es celebrar
la fe. Celebrarla en el sentido de hacer juntos oración, de celebrar juntos la
Eucaristía (sobre todo esto), de hablar del Señor juntos sin ningún reparo. Eso
para mí es la esencia, ya que muchas veces tomamos los grupos como si fueran
grupos de amigos y ya está. No es así, va más allá. Tiene que estar en medio el
Señor, y he tenido la suerte de haberlo experimentado y por eso lo comparto ahora con vosotros, porque me
parece algo fundamental. Tener en el centro a Jesús en tu comunidad y es algo que te hace crecer muchísimo en la fe,
personalmente. Es algo que lo vivo día a día, y que me da cierta constancia
para poder acercarme al Señor más fácilmente.
Y la
otra dimensión de la fraternidad que había nombrado es la del hermano. Lo he vivido más profundamente en el campo de
trabajo y en una experiencia que tuve en Italia. Es una idea que cada día
intento aplicarlo a mi vida de fe. Un día escuché y me quedé con una frase del
Evangelio que marca un poco el sentido de esto y es la brújula de mi fe, cuando
estoy que no sé dónde encontrar a Dios. La frase a la que me refiero es: “ Cada
vez que lo hicisteis con cada uno de estos mis hermanos, conmigo lo hicisteis.”
Jesús nos habla claro, aunque muchas veces somos nosotros los que queremos
complicarlo, pero nos habla bien claro
con frases sencillas, fáciles de entender y difíciles de llevar a nuestras
vidas. Y es eso, para encontrarse con el Señor solo hay que mirar al que tienes
al lado, sea creyente o no, esté en la situación en la que esté, nos llevemos
bien o no, tenga la condición que tenga. Jesús está en todos, y eso también hay
que aprenderlo desde el punto de vista de la fraternidad, porque todos somos
hermanos. ¿Por qué? Porque todos tenemos
una parte del amor de Jesús dentro de nosotros, aunque a veces esté menos
visible. Por lo que no hay que darle muchas más vueltas. Simplemente hay que
mirar al otro, bueno mirarle y más tratarle, como si estuviera Jesús, porque
verdaderamente está. Experimentar y
darse cuenta de eso ha sido algo que ha marcado mucho mi vida.
Y para
acabar, agradezco mucho a la familia carmelita todas las experiencias de Dios
que me han podido aportar por medio de JuCar. Todos los encuentros por medio de
personas. Resaltaros la idea de la fraternidad, trabajando por poner en medio
de nuestros grupos al Señor, y mirando al otro como miramos a Jesús, con amor.
Plantearnos en qué punto estamos en esas ideas. En qué punto está nuestra
comunidad, nuestro grupo, ¿ponemos a Dios en el medio? ¿O nos juntamos más por
la gente? O, ¿cómo miramos al otro?
Muchas
gracias a todos por escucharme, por pertenecer a esta familia que es JuCar y
por aportar tanto al mundo.
Iñigo Bermejo
JuCar Madrid -
Misterios
Gracias
ResponderEliminar