En
primer lugar, felicitaros a todos por los 25 años de JuCar. Sabed que ya he dejado
mi dedicatoria en el libro de firmas, que pasará a guardarse en el archivo de
la Provincia, tal y como le he pedido al Padre Jurado.
Me
alegro de haber venido hoy. El Padre David del Carpio me envió un correo para
que os dijera unas palabras. No soy quién para decir lo que tenéis que hacer,
pero sí me gustaría trasmitiros un par de ideas, primero sobre la Iglesia y en
segundo lugar sobre la Orden.
Lo primero
de todo: ¿Qué nos pide la Iglesia? En principio hay que considerar un fenómeno
ocurrido en este tiempo, que es la aparición del Papa Francisco. La Iglesia
necesitaba alguien así, que cuando hablara lo hiciera de manera cercana y que
además rompiera esquemas. En la JMJ de Río de Janeiro, los jóvenes hicieron una
entrevista al Papa de la cual quiero destacar algunas cosas.
¿Qué
espera el Papa de la juventud?:
·
Resumidamente la respuesta del papa Francisco es que no se vengan
abajo. Que no acojan valores que no le dan sentido a su vida, sino que los
jóvenes sean capaces de vivir con valores propios de la vida de Jesús. El Papa Francisco
también nos dice que vayamos a contracorriente, que el mundo de hoy piensa
cosas con las que nosotros no estamos de acuerdo. Hay momentos serios en la
vida en los que hay que dar razones de ser y estar.
·
Para este momento actual que vive la Iglesia, el Papa le dice a los
jóvenes: no tengáis miedo ni a Jesús ni a evangelizar. Evangelizar no significa
meterse a cura ni meterse a monja. Evangelizar es dar testimonio en primera
persona del amor de Dios. El Papa invita a la Iglesia y a todo el mundo a
evangelizar en cualquier sitio. Hay una frase que se ha hecho famosa: “Si la
gente no viene a la iglesia, vamos nosotros a la gente”. En la calle, en la
universidad… allí es donde se salva a la gente. Dios os regala la oportunidad
de ser testigos de Jesucristo, transmitiendo su mensaje con vuestras propias palabras.
·
Que los jóvenes sepan amar verdaderamente ¿Qué significa esto? Amar
verdaderamente al hermano significa AMAR. No significa enamorarse, como se
enamoran el hombre y la mujer. Amar
significa querer al otro tal y como es. ¡Atreveros a ser felices! Seamos
lo que el Señor quiere que seamos. Solamente cuando uno se encuentra a sí mismo
es capaz de manifestarte tal y como es. Solamente podemos ser felices teniendo
la verdadera alegría y la paz de Jesucristo. Y la alegría de Cristo es la
alegría del Evangelio, que no es efímera.
·
Que los jóvenes sean capaces de responder a su vocación. Y como ya he
dicho antes, esto no significa hacerse cura o monja. A lo mejor… Dios te llama
a que te cases. Por ejemplo, hay una historia sobre San Alberto de Sicilia que
cogió a un novicio y le dijo que aquella misma tarde saliese del convento. El
novicio preguntó preocupado que a qué se debía aquella decisión, a lo que San
Alberto le contestó que la vocación del novicio estaba en el matrimonio. La vocación
también es el matrimonio cristiano, que además es un sacramento. En el
matrimonio cristiano uno es capaz de dar la vida por el otro. Pero tampoco
descartemos la posibilidad de que el Señor nos llame a vivir una vida como
religioso o como religiosa. Hay religiosos que cuando se consagran a Dios
cambian su nombre porque para ellos es el principio de una vida nueva, y a lo
mejor se consagran dejando atrás una relación sentimental con otra persona,
como es el caso de la hermana Sor Peggy del convento de San Pedro en Osuna. ¿O por
qué no ser fraile? ¿Y cómo sabe uno qué quiere ser fraile? Cuando todo lo que
hace es por y para Cristo.
·
Rezad. El Papa nos lo podía haber dicho a los frailes y a las monjas,
pero se lo dice a los jóvenes. Para ser buen cristiano y llegar a santo hace
falta tratar con Cristo. “Yo os pido a
los jóvenes que habléis con Jesucristo cuando habéis hecho las cosas bien y
cuando habéis hecho las cosas mal, porque Jesucristo te conoce y te habla”.
·
Y abandonad la mundanidad. ¿Qué significa esto de mundanidad? El Papa Francisco
el día 4 de octubre visitó la tumba de San Francisco de Asís, santo al que
tiene mucha devoción y por el que tomó su nombre. Todos los periodistas que
allí estaban esperaban que dijera alguna frase comprometida pero sólo dijo
esto: “Abandonad la mundanidad”. Esto
es no seguir los criterios de nuestro mundo que son, querer ser el primero en
todo, ignorando a los demás y acaparando el protagonismo. Nosotros, somos lo
que somos, no somos los primeros y servimos a los demás como los últimos.
Finalmente,
¿qué os pide la Orden Carmelita? Que sigáis siendo JuCar, nada más. Seguid dando testimonio y siendo la Juventud
Carmelita. Es importante que JuCar se haga presente, y la Orden debe tenerlo en
cuenta, en los congresos de laicado carmelita. A este respecto, la Provincia Bética
está preparando el encuentro de Familia Carmelita de este año y el tema será “Qué
espera la orden de nosotros”. El Padre David del Carpio está invitado junto con
otro miembro de JuCar para dar su testimonio.
Padre Rafael Leiva
O. Carm
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