Querido Padres Carmelitas y jóvenes de Júcar.
A
los pies de María nos encontramos aquí reunidos para dar acogida a este
encuentro, y para celebrar los 25 años de Júcar.
Yo
os saludo de todo corazón y os damos gracias por este camino recorrido. Nos sentimos hermanos, y la
gratitud en esta mañana es muy manifiesta a todos.
El tiempo y la historia deben ser
celebrados…
Nosotras no estamos acostumbradas
a hablar mucho en público, pero algo hay que decir.
En este gozo compartido, en esta
mañana, me siento identificada e invitada al amor.
A un amor recibido.
A un amor creído.
A un amor sentido como raíz, como
grano de trigo, aquel que se entierra en el surco, pero quiere dar fruto
abundante. ¡Este es el Carmelo!
Y me sabe bien recordar, unos
verso que yo hacia de joven; entré con 16 años, ya llevo 70 recorridos, pero no
importa, estos me hacen vivir y sentirme joven.
Y dicen así:
Aquí estoy Señor,
en esta mañana cargada de
misterio.
queriendo entrar en la
paz y en silencio,
pues nada tengo para darte mejor.
Todo el tiempo gastado en
oración
porque en la vida orante yo
me encuentro
como ladrillo escondido en sus cimientos
acogiendo todo el peso del
amor.
Yo os digo queridos jóvenes y queridos todos, que
tenemos necesidad de Dios, de querer ver con sus ojos, de interiorizar la vida
y aumentar nuestra capacidad fraterna a través DE TODOS los hermanos.
La dinámica de Jesús, es crear
nuestra propia identidad, dejándola crecer.
Haciendo silencio como María.,
creyendo que con su fe y su disponibilidad todo es posible.
En esta mañana debemos despertar y hacernos Icono de
esperanza.
En todo el Carmelo, en toda la
Iglesia, porque el mundo nos reclama.
El mundo está en llamas nos decía
Edith Estein, pero tenemos que renovarnos, y volver a la sencillez del
Evangelio. Es tan sencillo vivir como María…tener los sentimientos de Jesús…Pero
sabemos también que es difícil, y en el día a día sentimos nuestra debilidad y
lo poco que respondemos.
El Papa Francisco nos invita a la
sencillez, a la pobreza, a cambiar nuestro ritmo de vida. A veces queremos hacer
un mundo grande, pero Dios nos lleva por otros caminos.
La técnica, todo velocidad, todo
en apariencia consumada, pero la vida real nos para, a veces (perdonen la
expresión) nos hace ir en burro, experimentando y recorriendo Belén y Nazaret….
Enfermedades, falta de vocaciones etc. Pero
estos son los caminos de esperaza, una esperanza abierta al futuro como dice
nuestro Padre General.
Termino, encomendando a todos y
cada uno; todos nuestros sentimientos deben ser compartidos, porque
compartiendo y viviendo, el Reino se hace fuerte.
¡¡¡FELICIDADES Y GRACIAS!!!
Sor Mª del Amor Gómez
Carmelo
de Osuna (Sevilla) 7 de diciembre
2013
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