lunes, 1 de julio de 2013

DEDICADO A TODOS LOS MONITORES, JÓVENES Y ADOLESCENTES CARMELITAS QUE HAN PASADO POR NUESTRA VIDA.



A los miles y miles de jóvenes que se consideran miembros de JuCar, -que a lo largo de tantos años han vivido y se han sentido carmelitas,- todos ellos se han ido incorporando al mercado del trabajo, han formado sus propias familias y viven felices con un gran recuerdo de sus años compartidos en nuestra gran familia carmelita.
Quiero recordar a todos aquellos que no se han enterado todavía que estamos celebrando el 25 aniversario, pero que les  gustaría  compartir sus experiencias y participar en la medida de sus posibilidades en los actos de este acontecimiento. Les animo a hacerlo regalándonos sus experiencias.
No es fácil hacer un elenco de estos años vivimos con tantos monitores, jóvenes y adolescentes que con ilusión convivieron en amistad. ¿Cómo olvidar las convivencias, las oraciones participativas, las eucarísticas llenas de vida y cómo no mencionar las Pascuas vividas en distintos sitios? Todas ellas llenas de ilusión, vivencia humana y religiosa, participativas cien por cien hasta altas horas de la mañana, pero no importaba porque en ellas se plasmaba un poco de nuestra vida.
Recuerdo las primeras convivencias en nuestra casa de Los Molinos. Acostumbrados a las casas con muchas habitaciones, campo de fútbol y un gran frontón, nuestra casa parecía pequeña y con pocas posibilidades para realizar tantas actividades. Las caras de los chicos eran un poema, parecían decirnos, ¿esto nos ofrecéis? ¿Dónde está el campo de fútbol, el súper frontón, la gran capilla...? mira, vámonos a casa que esto no es lo que nos prometisteis. Fue transcurriendo el día con dinámicas, oraciones, reflexiones y todo fue normalizándose. Después de comer ya se habían olvidado y estaban felices, porque la casa era suya y tenía grandes posibilidades para la convivencia. No os quiero decir como fue la noche, los monitores sin poder dormir y ellos disfrutando con sus juegos y sus charlas interminables, noches para no olvidar, noches para recordar.

Me resulta difícil nombrar a todos los monitores que dieron lo mejor de ellos para hacer felices a tantos adolescentes y jóvenes que han pasado por JuCar. Pero mi agradecimiento sincero por su trabajo abnegado y su gran aportación al proyecto JuCar.
Si las paredes de nuestras casas hablaran... cuantas historias bonitas nos narrarían y todas distintas..., tantas personas que han encontrado a Jesús en sus vidas, que han hecho amigos para siempre y además consideraban a sus monitores compañeros entrañables con los que descubrieron los grandes valores que les ofrecía la vida.
Pero no todo han sido alegrías, también hemos vivido momentos difíciles, muchas noches sin dormir, frío, cansancio acumulado, enfados sin trascendencia,... Pero todo se superaba porque teníamos el punto de mira en Aquél que nos convoca siempre.
Repito de nuevo nuestro agradecimiento a estos jóvenes por habernos enseñado a vivir maravillosos acontecimientos y que han calado en nuestras vidas.
Y, por último, gracias a los organizadores por permitirme esta pequeña reflexión.

Pablo Herrasti, carmelita.
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1 comentario:

  1. Gracias por hablarnos de la que es nuestra casa y hacernos recordar miles de experiencias allí vividas.

    Un abrazo

    PATRICIA

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