Me gustaría daros las gracias a todos
por vuestra presencia: padres, madres, padrinos, familiares, amigos… Y porque
sin muchos vosotros esto no sería posible. También le tenemos que dar las
gracias a este colegio que desde pequeños nos ha educado en la fe.
En este día tan especial para todos
nosotros, el día de nuestra confirmación en el cual hemos confirmado nuestra
fe, vuelto a renovar las promesas que hicieron nuestros padres en su día, pero
esta vez por nuestra propia voluntad.
Este grupo no empezó hace muchos años,
en verdad solo llevamos dos años involucrándonos en la fe, ya que los
anteriores no se hacía con tanto compromiso o ni se hacía. Muchos se quedaron
por el camino, pero como todo tiene sus dificultades y sus baches, pero lo
verdaderamente importante somos los que estamos hoy aquí, después del esfuerzo
de estos años, tanto físico (viniendo a JuCar en plena hora de la siesta jiji),
y como personal. Poco a poco hemos ganado ilusión por ayudar, por estar más al
pie del cañón comprometiéndonos, sobre todo en este último año que hemos
aprendido muchos más valores gracias a todos los viernes, todas las misas, las
convivencias… en las cuales uno podía meterse dentro de si mismo para poder
reflexionar sobre nuestra relación con Dios, pensando también en todo lo que
nos rodea, todas las desgracias que hay en el mundo, todas las personas que lo
pasan mal, en lo que hacemos mal y en lo que podríamos hacer mejor para
intentar que todo eso cambiara. Incluso llegar hacerse la pregunta ¿Qué estoy
haciendo en JuCar? , esa pregunta que todos nos hacemos al ver que no todos
nuestros amigos están dentro, que tenemos que anteponerlo a otras cosas alguna
vez para demostrar nuestro compromiso o incluso aguantar desprecios. Pues bien,
aquí estamos, porque gracias a JuCar nos podemos sentir mejor como persona y
como cristianos creciendo en la fe, sentir que puedes contar con tu grupo,
nuestro grupo, un grupo que cada vez ha estado más unido pero eso no hubiera
sido posible si no hubieran estado nuestros queridos monitores Tote y Marco a
los cuales les debemos todo lo que hemos aprendido estos años, esta unión
porque ellos eran la cabeza de este grupo, por toda esa ayuda que nos han
ofrecido y por todo el cariño y el empeño que han puesto en nosotros, a ellos
también les tenemos que dar las gracias. Por todo lo que hemos pasado juntos,
cada tontería, cada risa, cada lloro, cada enfado pero sobre todo por
aguantarnos.
Hoy empezamos otra etapa de nuestra
vida, otra gran etapa en la cual nos involucraremos incluso más en la fe. A
partir de hoy cambiaran muchas cosas, tanto nuestra forma de pensar como de
actuar con lo demás, aportando un poco de cada uno para construir un mundo
mejor haciendo ver a las personas que Dios está con todos, que está dentro de
todos nosotros, que no estamos solos. Porque esto no es el final, sino el
principio de algo mejor, de todo lo que nos queda por venir, pero eso sí…
juntos
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