Seguro que a muchos de vosotros
os ha sorprendido este título… “Amad África”; quizá sonaría mejor ayudar,
cooperar, pero ¿amar’? No solemos asociar amar con este continente
empobrecido..., eso pensábamos nosotros antes de que este verano fuéramos a
Burkina Faso (en África Subsahariana) y un amigo que ya había estado nos dijo
amad África... y ahora para nosotros esta frase tiene mucho sentido, porque es
imposible no amarla... .
La mayoría de la gente no sabe
donde esta Burkina Faso, a no ser que seas un experto en geografía o hayas
estudiado en el colegio Santa Maria del Carmen, como es nuestro caso. Desde que
éramos pequeños llevamos escuchando este nombre asociado a fiestas JUCAR,
bocadillos y campañas solidarias en las que todos hemos ido colaborando para
ayudar a este país. El séptimo Pals más pobre del mundo según el IDH (in-dice
elaborado por Naciones Unidas, basado en variables como esperanza de vida,
educación, sanidad, etc., y no solo en la renta per cápita del país). Es un país
pacífico, sin guerras ni conflictos y que destaca por su buena convivencia
entre tantas religiones y tribus diferentes, y es por eso por lo que Burkina
Faso significa “la patria de los hombres íntegros”.
Así que no dudamos ni un instante
cuando nos propusieron ir como voluntarios al proyecto educativo “A la sombra
del Baobab” durante el verano. Estuvimos trabajando en el colegio que los
carmelitas acaban de abrir en Bobo-Dioulasso (segunda ciudad del país). Aunque
la demanda era mucho mayor, “solo” pudieron asistir a las clases 220 niños, la
mitad en aulas de infantil y la otra mitad repartidos en talleres de música,
matemáticas y francés. Era emocionante ver sus caras de felicidad mientras
jugaban con la plastilina, pintaban con rotuladores o simplemente se comían su
plato de arroz..., tan emocionante que muchas veces pensábamos que nos
llevábamos mas de lo que les estábamos dejando. Y ese es uno de los motivos,
quizás el principal, por el cual hemos elegido ese título. Porque el que va a
África no vuelve indiferente, porque para nosotros ha significado un antes y un
después en nuestras vidas, porque es duro ver el drama de esta gente, pero
también impresionante como lo afrontan con una sonrisa.
Muchos habréis oído que somos la
primera generación que puede acabar con la pobreza. Quizá sea una utopía, quizá
no, pero no por ello debemos de dejar de intentarlo y pensar que yo solo no
puedo hacer nada, porque si algo hemos aprendido en este viaje es que gotita a
gotita se forma un mar. Y así, formando un mar poquito a poco, llevan muchos años
las misiones carmelitas en Burkina, ayudando sobre todo a los más pequeños con
la creación de comedores sociales en la capital Ouagadougou y apadrinamientos
en varias partes del país. Este año, por ejemplo, el proyecto JUCAR se encargará
del funcionamiento y la manutención de La Escuela Nocturna “Nuevo Amanecer” que
el padre Alejandro ha abierto en Ouagadougou, donde se ofrece educación
secundaria a niños y niñas que tuvieron que dejar de estudiar.
Desde este pequeño artículo os
animamos a trabajar por un mundo mejor y convertir las utopías en realidades...
¿Por qué? Porque merece la pena.
Michel y Luci
Antiguos monitores
JuCar
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